Allá a lo lejos: cuando Buenos aires tembló por primera vez
La madrugada del martes 5 de junio de 1888 los habitantes de ambos márgenes del charco despertaron inéditamente contrariados. Es que se había desatado un fenómeno que se creía ajeno a la zona en cuestión. Al destierro del mito le siguió la convulsionada realidad de la incipiente jornada: un terremoto de una magnitud de 5,5 grados en la Escala de Ritcher se había desencadenado en pleno Río de la Plata, distante a solo 15 kilómetros al sudoeste de Colonia del Sacramento y 41 al este de la Ciudad de Buenos Aires.
Si bien no llegó a originarse directamente en su dominio, el sismo, de entre 45 y 58 segundos de duración, fue el primero de intensidad relevante que registra en su haber la capital de nuestros país (1). No obstante el pánico generalizado de que fueron presas, no se produjeron víctimas fatales entre los pobladores porteños. Eso sí, los temblores resultaron lo suficientemente poderosos como para redundar en daños edilicios tales como la caída de muros de la obra (en construcción) de la Basílica Nuestra Señora de la Piedad, ubicada en la intersección de las calles Bartolomé Mitre y Paraná, actual barrio de Congreso.
A diferencia de la ocurrido en territorio continental, el vapor Saturno, que había zarpado desde el puerto de Buenos Aires, estuvo próximo a sucumbir a los efectos del terremoto. Al orillar la localidad uruguaya de Colonia, al capitán se le tornó ingobernable el control de la nave. Inclusive, pese a que en el momento crítico fuera forzada su varadura, la embarcación prosiguió su marcha. Finalmente, el potencial naufragio fue sorteado y retomada en consecuencia la libre navegación.
Así como la metrópoli porteña, La Plata y Rosario fueron otras de las zonas teóricamente exentas de actividad sísmica que se sumieron a los efectos del fenómeno natural. Mientras que en la Ciudad de las Diagonales abundaron los destrozos, si bien de relativo calibre en comparación a lo que sucedería en la actualidad merced a las construcciones de escaso porte que entonces predominaban, los moradores rosarinos amanecieron en vilo, temerosos de que se replicaran durante el resto de la gélida noche las vibraciones que en alternancia habían estremecido la región.
Según los expertos, que coinciden en aseverar que no existe ni una sola área completamente asísmica en todo el planeta, la fallada cuenca de Punta del Este, causal de movilización de placas tectónicas que liberan ondas proclives a los temblores, fue la responsable del terremoto acaecido en el Río de la Plata en 1888.
En lo que respecta al vecino país oriental, Montevideo y Maldonado se revelaron como las principales ciudades afectadas al fenómeno. Se reportaron episodios de creciente intensidad; entre otros, oscilaciones rítmicas de objetos colgantes, resquebrajamientos de paredes y hasta derrumbes de rudimentarias casillas montadas sobre fondo arenoso, afines a las ondas sísmicas.
(1) En rigor a la exactitud, el primer terremoto documentado en el Río de la Plata se remonta al miércoles 9 de agosto de 1848; solo que los efectos del fenómeno, al que se le restó importancia producto de su relativa gravitación, alcanzaron primordialmente a Uruguay. No así a la ciudad de Buenos Aires (y su zona de influencia) que recién 40 años más tarde registraría actividad sísmica.
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