viernes, 23 de noviembre de 2018

                                       
                               Ahora sí: el Superclásico definitivo

                                                       


    La historia reciente desestima la temeraria afirmación. Las finales entre River y Boca ya no se juegan una vez por siglo. Así como en los últimos años se enfrentaron en dos oportunidades a modo de eliminación directa en solo seis meses, entre el segundo semestre de 2014 y el inicial de 2015,   los tradicionales antagonistas habrán definido al cabo de la presente temporada no una sino dos competiciones. Es que, lejos de conformarse con el decisivo, único encuentro que le significó al cuadro de Núñez la obtención de la Supercopa Argentina, xeneizes y millonarios se aprestan a protagonizar el acto culminante de la corriente Copa Libertadores.
   Si bien bajo la órbita del certamen en cuestión el Superclásico registra más de un antecedente en lo que a cruces directos respecta, al tiempo que un considerable historial de desafíos, será la primera vez que los clubes de mayor predicamento del país se disputen el más importante torneo internacional de nuestro continente.
    El estreno del Superclásico en la Libertadores no escatimó enfrentamientos. Por el contrario, los acérrimos rivales chocaron en cuatro ocasiones en la edición de 1966, la primera en la que intervinieron los subcampeones de las ligas subordinadas a la autoridad de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), a excepción de los equipos provenientes de los renunciantes países de Brasil y Colombia.
    Boca y River, ganador y escolta del Campeonato de Primera División 1965 respectivamente, en el el que el cuadro auriazul logró un trascendental triunfo como local ante su enconado oponente por 2 a 1, dos semanas antes de consagrarse en la fecha de cierre ante Atlanta y culminar su campaña aventajando a los millonarios por solo una unidad en la tabla de posiciones, integraron el Grupo 1 junto con Universitario y Alianza Lima -ambos de Perú- y los equipos venezolanos de Deportivo Petare y el desaparecido Lara F.C.
     En el debut absoluto del clásico duelo en tan prestigioso certamen, el miércoles 2 de febrero de 1966, la banda sangre superó al conjunto de La Ribera por 2 a 1 en el Estadio Antonio Vespucio Liberti. El Nene Sarnari abrió el score a los 33' de la mitad inicial, antes de que a los 40' de la misma etapa Daniel Bayo estableciera el 2-0 transitorio. Ya en el segundo período, a los 15', el Tanque Alfredo Hugo Rojas -de fugaz paso por River, en 1961- descontó para la visita a la vez que sentenció el tanteador definitivo.
     Originalmente programada para el 23 de marzo, la revancha debió postergarse por 24 horas merced al paro de transportes que inevitablemente habría afectado la concurrencia del público y el traslado de las delegaciones boquenses y millonarias a La Bombonera. Subsanada la medida de fuerza, el anfitrión azul y oro se rehabilitó de la caída resultante del partido de ida para imponerse por 2 a 0. Fue nuevamente el Tanque Rojas -doblete mediante- quien señaló ante su exclub, a los 2' y 4' minutos del complemento, en el que Pedro Prospitti remató desviado el penal que le fue concedido a los de Núñez.
     Puesto que clasificaban a la siguiente ronda los dos mejores equipos de cada zona, River, líder del Grupo 1, y Boca, su inmediato perseguidor, el prólogo de la historia del Superclásico en la Copa Libertadores aseguraba, como mínimo, dos contiendas adicionales. Eso sí, en semifinales aguardaba por ambos Independiente entonces vigente defensor del título y bicampeón de las ediciones 1964-65, aunque también un contrincante de relativo poderío como Guaraní de Paraguay.
    Al igual que en la rueda preliminar, fue el Monumental el escenario del primer chico. Allí, el match culminó igualado en dos tantos. No bien comenzado el desafío, Boca arremetió
efectivamente contra el anfitrión producto de las conquistas de un debutante absoluto vistiendo la casaca xeneize como Norberto Rubén Madurga, a los 5', y -cuándo no- Alfredo Rojas, 3' después.        No obstante, la escuadra  riverplatense emparejó el trámite en el transcurso del segundo tiempo y consiguió empardar el cotejo a través de Sarnari, a los 15', y del autogol señalado por José María Silvero a los 31'.
     Ya en el último encuentro de la presentación copera del tradicional enfrentamiento, jugado el miércoles 4 de mayo de 1966, esto es, el cuarto partido entre Boca y River en poco menos de 100 días -cinco, si se computa el 3-1 a favor de los de Núñez por el torneo local-, el team azul y oro derrotó a su par millonario por 1 a 0. El único gol fue convertido por el ¡Tanque Rojas! a los 27' del complemento, quien de ese modo se convirtió en el máximo artillero del Superclásico en materia de Copa Libertadores con cinco anotaciones, récord aún hoy imbatido.
                                       
                                                   


     Por supuesto, el desquite no resultó tal, al menos para Boca. Ocurre que, pese a haber prevalecido sobre su adversario en el balance -ganó 2 partidos, perdió 1 e igualó el restante-, fue River el equipo que se adjudicó el Grupo A de la segunda fase. Así, en su inauguración oficial en el principal certamen continental, la institución de Núñez se aseguró una plaza en las finales para cotejar con Peñarol. No solo había relegado a su máximo adversario, sino asimismo al Rojo de Avellaneda, el primer (bi)campeón argentino de la Libertadores.
    Lamentablemente para la banda roja, fue el cuadro uruguayo el que conquistó el título luego de tres candentes duelos. En el primero, Peñarol venció a River como local por 2 a 0; en la revancha, el Millonario se impuso por 3 a 2 en el Monumental. En el desempate, dirimido en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, los mirasoles revirtieron el 0-2 de la etapa inicial para terminar goleando 4-2. Por cierto, hace añares ya que a los hinchas riverplatenses no les pesa el mote que le atribuyeron producto de tan doloroso revés. ¿La prueba fehaciente? Los cánticos que ensayan desde las tribunas, esos en los que aluden a su lugar en el mundo: el Gallinero.
     Los irreconciliables adversarios volvieron a enfrentarse cuatro veces en virtud de la disputa de la Copa Libertadores versión 1970, nuevamente en ausencia de representación brasileña. En primera ronda, Boca y River conformaron el Grupo 1 con dos conjuntos bolivianos, Universitario de La Paz y Bolívar.
     Tan solo dos meses antes del Superclásico inicial de la fase preliminar desarrollado en el Antonio Vespucio Liberti, se había jugado el definitorio encuentro del Campeonato Nacional 1969 que les valió la clasificación tanto xeneizes como a millonarios, en idéntico escenario.
    Si bien en la inminencia de la jornada de cierre el equipo azul y oro lideraba el torneo, a su oponente por antonomasia -al que le llevaba dos unidades en la tabla de posiciones- le bastaba con una victoria para forzar un hipotético desempate. Aquella tarde, el Muñeco Madurga se erigió perdurablemente en ídolo de Boca al rubricar los tantos con los que su equipo decretó el 2-0 parcial, a los 12' y 35', previo a que a los 38' Oscar Pinino Mas descontara para River. La anotación de Víctor Marchetti  favorable al anfitrión, a los 23' de la segunda etapa, no alcanzó: el cuadro de La Ribera campeonó en pleno Monumental con el valor agregado de que su director técnico no era sino una gloria millonaria: Alfredo Di Stéfano (1). Vaya paradoja: la vuelta olímpica del Xeneize fue aplaudida por la práctica totalidad de la parcialidad riverplatense, no así por ciertos empleados internos del club local, quienes pretendieron evitar que el rito triunfal se consumara abriendo los grifos que riegan el campo de juego.
    Con el consuelo de haber accedido a la Libertadores como vicecampeón en el plano doméstico, River pretendió tomarse revancha desde el vamos con su eterno rival. Sin embargo, Boca le aplicó un cachetazo de realidad al imponerse por 3 a 1. El tanto con el que la alineación visitante abrió el marcador fue anotado por Aldo Villagra a los 15', pese a lo cual los de Núñez consiguieron la igualdad a instancias de Enzo Gennoni (27'). Durante la segunda mitad se produjo un hecho curioso: el Ratón Jorge Coch, quien había ingresado por el Chango Ignacio Peña, le otorgó la victoria a los auriazules al señalar dos conquistas, a los 34' y 44'.
    Como consecuencia de la hiriente caída, la intemperancia desbordó -una vez más- a los más exaltados adherentes riverplatenses, quienes incluso llegaron a exigir persuasivamente la renuncia a su cargo de director técnico del más emblemático exponente millonario: Ángel Amadeo Labruna. Así como en el inaugural de los partidos coperos del '66 habían agredido salvajemente a Antonio Tarzán Roma y Rojitas -este último requirió ser hospitalizado-, los
pendencieros muchachones intentaron hacer lo propio con  Silvero -ya como entrenador de Boca- y Roberto Rógel, quienes repelieron el violento abordaje a puño limpio. Lastimosamente,  Raúl Armando Savoy no fue tan afortunado pues el mismo grupo colérico la emprendió a golpes contra su humanidad, al margen de su tentativa de defensa.
    Otro triunfo xeneize, esta vez de local. A Boca no lo impresionó en absoluto que en la fecha inmediatamente anterior River hubiera logrado su máxima goleada en partidos por Copa Libertadores al aplastar por ¡¡¡9 a 0!!! a Universitario de La Paz. De ahí  el triunfo de la divisa auriazul por 2 a 1. Los anotaciones del cuadro victorioso correspondieron a Omar Larrosa y Savoy, a los 16' y 40' del período inicial, respectivamente. Daniel Onega (2), a los 34' del complemento, convirtió el único tanto de la visita.
    Tras haberse acreditado el Grupo 1 de manera invicta, Boca pasó a la siguiente fase al igual que River, equipo que lo secundó. En aquella instancia, los clásicos rivales fueron llamados a intervenir en el Grupo A, también integrado por Universitario de Lima.
    Aun por la mínima diferencia, el club de Núñez consiguió por fin doblegar a su similar de La Ribera en la Copa Libertadores 1970. Fue el Chamaco Rodríguez quien estableció el 1-0 final a los 34' de la primera etapa.
    Producto de su inesperado empate en la Bombonera frente a la U peruana (1-1), Boca no tenía más opción que el triunfo sobre River si pretendía avanzar a semifinales. El score redundante del Superclásico reprodujo el que cuadro azul y oro había obtenido frente al conjunto limeño. En un partido en el que abundaron fallos discutidos y rispideces varias, las emociones llegaron recién en el segundo período. Mientras que a los 19' el Fantasma Onega le otorgó la ventaja transitoria a los del Feo Labruna, Ángel Clemente Rojas decretó a los 36' la igualdad definitiva, lo que se tradujo en eliminación xeneize a la vez que en clasificación de los millonarios a semifinales.
     
                                                       
 

    Hasta allí llegó River, nomás. Estudiantes, bicampeón 1968-69 de la Libertadores, sentenció la continuidad de la banda sangre en la competencia al imponerse por 1 a 0 en Núñez y 3 a 1 en La Plata. No conforme con ello, los pincharratas, conducidos por Osvaldo Zubeldía, alzaron por tercera vez consecutiva el preciado trofeo continental al superar a Peñarol (1-0 y 0-0).
    En cuanto a Boca , que nuevamente había sido marginado del torneo pese a haber primado en los cruces frente a su contrincante predilecto con idénticos números que en 1966, obró de consuelo la obtención del Nacional '70 -una vez más- en territorio riverplatense, aunque en aquella oportunidad la víctima no fue precisamente el Millo sino Rosario Central, al que batió por 2-1 en tiempo suplementario.
   Dos fueron las características principales que signaron la participación de Boca y River en la Copa Libertadores 1977. En efecto, a diferencia de lo que sucediera en las ediciones de 1966 y 1970, los de Núñez y los de La Ribera solo confrontaron en la ronda inicial, por no mencionar que uno de ellos conquistó el título por primera vez en su historia.
   Destinados al Grupo 1 de la fase inicial, en EL que cotejaron con las entidades uruguayas de Peñarol y Defensor Sporting, los xeneizes se habían clasificado al certamen al enlazar en 1976 los campeonatos Metropolitano y Nacional. Fue en este último que el cuadro boquense se impuso en la final ante River por 1 a 0 con el gol invisible del Chapa Suñé -de tiro libre-, superclásico que hasta no hace mucho creíamos único, irrepetible. Así, el Millonario debió enfrentar a Huracán -subcampeón del Metro- en un repechaje válido para acceder a la copa, lo que finalmente logró al golear en la Bombonera al club de Parque Patricios por 4 a 1.
    Dirigido por el Toto Juan Carlos Lorenzo -de breve ciclo como DT de River, en 1967-, Boca debutó en la Libertadores '77 superando agónicamente en condición de local a su archienemigo por 1 a 0, con gol de Roberto Mouzo a los 89', a modo de rebote del penal que parcialmente había contenido el Pato Fillol.
    No se jugó en el Monumental y/o Estadio Antonio Vespucio Liberti ,entonces en plena refacción para oficiar de sede de la Copa del Mundo 1978, sino en otro fastuoso escenario: el Palacio Tomás Adolfo  Ducó (3). El desquite fue un deslucido empate sin tantos por la fecha final del Grupo 1, del que Boca se proclamó puntero absoluto e invicto. De esa manera, el elenco de La Ribera, con su valla invicta, fue el único en avanzar a la siguiente fase pues solo accedía allí el participante mejor posicionado de cada zona.
    Luego de haber liderado el Grupo A de las semifinales merced a las victorias logradas tanto de local como de visitante sobre Libertad de Paraguay por 1 a 0, a la vez que librado arduas batallas con el Deportivo Cali comandado por Carlos Salvador Bilardo, con el que igualó 1 a 1 aquí y allá, Boca se coronó campeón de la Copa Libertadores al prevalecer en la instancia culminante sobre Cruzeiro al cabo de tres parejos encuentros. Al triunfo xeneize en la Bombonera por la mínima le siguió el mismo resultado aunque favorable a Cruzeiro en el Mineirão de Belo Horizonte. La llave se definió en ocasión del desempate disputado en el Estadio Centenario de Montevideo. Allí, el conjunto auriazul -que en realidad vistió de blanco para evitar confusiones con el color predominante de la casaca de su similar brasileño- se impuso por 5 a 4 en la serie de penales, después de haberse jugado 120' - 90' reglamentarios + 30' de prórroga- sin que se quebrantara la paridad.
                                           
                                                 

    Entre la cosecha de su primera estrella mundial (4), al haber doblegado al Borussia 
Mönchengladbach -2 a 2 y 3 a 0, el último score en calidad de visitante-, y su estreno como defensor del título en la Copa Libertadores, apenas transcurrió poco más de un mes y medio. No obstante, su status privilegado le allanó el camino. Fue así que Boca arrancó su participación en el máximo torneo sudamericano, edición 1978, recién en semifinales. Por su parte, River -clasificado como ganador del Metro '77- arribó a aquella fase tras haber escalado a la cima del Grupo 1 sin conocer la derrota, en el que a su vez intervinieron Independiente y dos equipos oriundos de Ecuador, Liga de Quito y El Nacional, todos ellos eliminados del certamen.
    Posteriormente a que se les consignara componer el Grupo A de la segunda ronda junto con Atlético Mineiro, Boca recibió a River para empatar 0 a 0. En la revancha, que coronó el desarrollo de la zona, la escuadra xeneize venció como visitante a su archirrival por 2 a 0 con goles de dos futbolistas que otrora se habían desempeñado en el Millo: el Héber Mastrángelo (64') y el Loco Salinas (77'), con lo que los de La Ribera -amén de propiciar la despedida del certamen del club de Núñez- clasificó a las finales.
    Así las cosas, Boca conquistó su primer bicampeonato de América al vapulear en la Bombonera al Deportivo Cali del doctor Bilardo por 4 a 0, después de que en el cotejo de ida, jugado en Colombia, hubieran igualado sin abrir el tanteador. De esa manera, el de La Ribera ostenta la condición de integrar la selecta nómina de seis equipos que, invictos, se acreditaron la Copa Libertadores (5), con el plus de haberse consagrado campeón mundialmente el mismo año que la Selección Argentina como local, ambos por primera vez (5).

                                                       


     Diametralmente opuesta fue la performance del cuadro azul y oro en la Libertadores '82. Eternamente integrantes del Grupo 1 en la rueda preliminar, Boca y River -ganadores del Metropolitano y Nacional de 1981, en ese orden- se enfrentaron con Jorge Wilstermann y The Strongest, ambos de Bolivia.
     Soporífero espectáculo, el que se ¿brindó? en feudo xeneize. En coincidencia con el cumplimiento exacto del vigésimo aniversario de la presentación oficial de Hugo Orlando Gatti en Primera División -como arquero de Atlanta-, el Superclásico terminó igualado en cero. ¿La figura del encuentro? Desde ya, el Loco de Carlos Tejedor, quien entre 1964 y 1968 se desenvolvió en River.
     Holgado puntero de su zona al haber realizado una campaña dotada de cinco triunfos y un empate, el Millo despidió del certamen a un ya eliminado Boca -cuarto sobre cuatro equipos- derrotándolo como local por 1 a 0, en un duelo de alineaciones alternativas. El autor del único tanto del partido fue Enzo Bulleri, a los 26' de la segunda mitad. En contraste, la producción riverplatense en semifinales. En esa instancia fue vapuleado a voluntad tanto por Peñarol -postrero campeón del torneo al batir en la llave decisiva a Cobreloa (0-0 y 1-0)- como por Flamengo. De hecho, la Banda Roja sucumbió en la totalidad de los enfrentamientos que allí sostuvo.
    Cuatro años después, no solo repitió River el nivel exhibido en la rueda preliminar sino que a su vez rompió por fin un estigma que había amenazado con eternizarse.
     Indiscutido campeón de la temporada 1985-86, el cuadro millonario formó parte del Grupo 1 -para variar- con Boca -ganador de la Liguilla Pre-Libertadores luego de remontar heroicamente la serie final ante Newell's-, Peñarol y Montevideo Wanderers.
     El décimo quinto encuentro copero protagonizado por los dos clubes de mayor arraigo del fútbol argentino fue precedido por la ¿vuelta olímpica? que los riverplatenses habían dado en el estadio que a partir de aquel año pasó a denominarse Camilo Cichero, coronada por los (dos) goles convertidos por el Beto Norberto Osvaldo Alonso. El primero de ellos, al conectar de cabeza la famosa pelota naranja de cara a los furibundos partidarios del club anfitrión, quienes al concluir el match arrojaron objetos contundentes diversos a los jugadores millonarios. Ni siquiera el DT de la visita, Héctor Rodolfo Veira -de ulterior paso por La Ribera-, se salvó de la agresión, aunque la misma provino de los antiguos palcos de la Bombonera.
     Con todo, el desarrollo del Superclásico programado para tan solemne fecha patria - el 9 de julio- distó de semejarse a su antecesor. Es más, los miembros del plantel de la Selección Argentina que por esos días acababa de coronarse campeona del mundo en México 1986 -y su cuerpo técnico- fueron agasajados en el verde césped. Por increíble que resulte, Diego Armando Maradona fue ovacionado por ambas hinchadas al recibir su merecida plaqueta. A Carlos Bilardo, adiestrador del combinado albiceleste, también lo envolvió una cálida recepción. Distinto fue el caso de Oscar Alfredo Ruggeri, a quien la parcialidad xeneize le prodigó gruesos insultos al no perdonarle su cruce de vereda sin escala intermedia, en el despuntar de la temporada anterior.
     Pese a su intento por abstraerse de la atmósfera que los circundaba, Boca y River ofrecieron un partido chato. El local -de neto predominio territorial- inauguró el marcador a los 35' del primer período, al convertir su penal el Murciélago Graciani. La merecida aunque exigua ventaja a favor de los auriazules posibilitó que, a falta de un minuto para el epílogo del match, Roque Raúl Alfaro decretara el 1-1 inamovible en una de las contadas oportunidades en que los de Núñez arrimaron peligro a la valla custodiada por el Loco Gatti.
    Tal como había ocurrido en la edición '82, River -cómodo líder del Grupo 1- se aprestaba a cerrar su participación en la zona preliminar confrontando con un Boca sin chances de avanzar a la siguiente ronda. De ahí que los de La Ribera presentaran un equipo muletto entre cuyos suplentes figuraba Raúl Alfredo Lalo Maradona, hermano del Diez, quien aquella noche registró su debut -y despedida- en el haber del Superclásico. Sin embargo, el Millonario solo se impuso por 1 a 0 producto de la anotación del uruguayo Antonio Alzamendi Casas a los 15' del complemento.
    Argentinos Juniors -defensor del título que por primera y única vez en su existencia obtuvo en 1985, al cabo de la tripartita final que libró con América de Cali - y el Barcelona ecuatoriano resultaron los adversarios de River en la instancia semifinal, Grupo A.
    Pronto, el equipo dirigido por Veira descubrió que el club de La Paternal sería EL rival a vencer. Tanto, que el conjunto millonario distó de ejercer en los tres cotejos en que enfrentó a los Bichos Colorados la incontrastable superioridad evidenciada ante los de Ecuador. Más aún, River  apenas logró adjudicarse la instancia eliminatoria al haber convertido más goles a nivel global en su zona que los que sumó Argentinos, con el que amén de asumir su primer y único traspié en la competición (0-2), no consiguió siquiera anotarle un tanto a la vez que le significó un verdadero suplicio el desempate jugado en cancha de Vélez.
    Inclusive las finales se le insinuaron largamente más sencillas a River en comparación. La sensible baja del Pelado Centurión -top scorer de la campaña millonaria con siete conquistas-, desafectado de la más decisiva instancia copera al haber dado positivo un examen antidóping en el torneo doméstico (6), casi que no se notó. Las actuaciones de su reemplazante, Juan Gilberto Búfalo Funes, fueron determinantes en los respectivas victorias sobre América de Cali como visitante y local por 2-1 y 1 a 0, gracias a las cuales la insignia millonaria flameó por primera vez en la más elevada cumbre continental (7).

                                               

    No contento con haberse adueñado de la Copa Libertadores, el cuadro de Núñez viajó a Japón para adjudicarse el único título mundial que ostentan sus vitrinas al derrotar a Steaua Bucarest de Rumania por 1-0. Así, el Beto Alonso "se retiró campeón" -tal como lo certifica un viejo hit del tablón- a la vez que tres de sus compañeros de plantel lograron un auténtico récord. Es que, durante la temporada 1986, el Cabezón Ruggeri, el Negro Enrique y Nery Pumpido no solo se consagraron en los ámbitos nacional, sudamericano e intercontinental, sino que asimismo fueron partícipes estelares de la Selección Argentina que obtuvo el Mundial celebrado en México.
   Cinco fueron los años que transcurrieron hasta que los perennes contendientes volvieron a coincidir en la Copa Libertadores. En la versión 1991 de la tradicional competición se les consignó a River y Boca formar parte del Grupo 1 de la ronda inicial, aunque sus contrincantes, Bolívar y Oriente Petrolero, procedían de Bolivia.
   Si no fuera porque se encuadró en la rueda preliminar del certamen, el de la estival noche del miércoles 27 de febrero de 1991 habría sido el de más emocionante -¿o infartante?- resolución de cuantos Superclásicos coperos se hayan disputado. Ni aun el más fanático hincha xeneize se habría ilusionado con tan resonante triunfo de su equipo predilecto luego de que el Millo dominara abrumadoramente tanto el resultado como el trámite del encuentro durante el primer tiempo y fracción.
   Bastaron solo 9' para que River plasmara su incipiente superioridad en el marcador, después de que Juan José Borrelli sometiera -de cabeza- al Mono Navarro Montoya. Apenas 120'' más tarde, otro testazo, a través del Chapa Gustavo Zapata, amplió la ventaja para la visita, que parecía dispuesta a florearse en plena Bombonera. El esbozo de reacción de los de la Ribera sobrevino a los 28', al descontar Diego Fernando Latorre. Sin embargo, un inexistente penal concedido al elenco de Núñez posibilitó que  Borrelli decretara a los 31' el merecido 3-1 con que su equipo -aun disminuido en sus filas por la expulsión del Negro Astrada- se marchó al intervalo.
    Apuntalado por el incesante aliento de su parcialidad, el conjunto xeneize usufructuó desde la mismísima reanudación la inferioridad numérica de su rival hasta propiciar su inevitable repliegue. No tardó, por tanto, en llegar el segundo gol del anfitrión gracias a un preciso cabezazo de su reserva temperamental, Blas Armando Giunta, a los 11'.
   De ese modo, la representación azul y oro se propuso forzar el empate a lo Boca. De ahí la patriada de su segundo zaguero central, Víctor Hugo Marchesini, quien luego de combinar con Latorre rubricó a los 19' el 3-3 previo a que el propio Gambetita desencadenara el frenesí bostero -en las tribunas y en el campo de juego-, producto de su golazo de tijera que se tradujo en victoria xeneize por 4-3 cuando faltaban 3' para la culminación del encuentro. Fue -y sigue siendo- aquel el Superclásico
internacional que mayor cantidad de goles registra.

       
   Contrariamente a lo que pudiera presuponerse, no fue River el que se tomó una revancha Monumental, sino un delantero de Boca que, defenestrado por el cuerpo técnico del cuadro de Núñez, se animó a actuar de refuerzo de las huestes enemigas sin escala intermedia.
   Al respecto, Gabriel Omar Batistuta, relegado integrante del conjunto millonario campeón a nivel local en la temporada anterior, le enseñó cuán equivocado estaba a Daniel Alberto Passarella- entrenador que determinó el fin de su ciclo con la casaca banda sangre- al señalar las conquistas con que los auriazules se impusieron por 2 a 0. La primera de ellas, de penal, a los 23' del período inicial; la definitiva, a los 42' del complemento. Con tan auspiciosa victoria, el equipo boquense reafirmó el comienzo de una racha de ¡¡¡13!!! partidos consecutivos y/o de dos años de duración -lapso comprendido entre los veranos de 1991 y 1993- sin caer derrotado ante su acérrimo adversario, ya fuese por clásicos amistosos u oficiales, incluidos los duelos coperos.
    Resuelto a marginar de la competencia a su eterno oponente aun de manera indirecta, Boca recibió a Oriente Petrolero en la última fecha de la fase de grupos. Puesto que a ambos clubes les alcanzaba con un empate para avanzar a la siguiente ronda, con lo que River quedaría eliminado al ocupar la cuarta y última ubicación en la zona, hay quienes sospechan que los contendientes de ocasión se confabularon para perjudicar al Millo. Fue así que, luego de un exasperante segundo tiempo en el que ambos se abocaron a la ley del menor esfuerzo, el Xeneize y su similar boliviano igualaron 0 a 0. Vaya paradoja: bajo la dirección técnica de Passarella, la entidad de Núñez se despidió en tres oportunidades de la Libertadores en primera ronda (1991, 1993 y 2007).
    Claro que el presunto ardid proclive a cesar la participación de River en el torneo le costó carísimo al club azul y oro en la proximidad de la instancia definitoria. Clasificado a la ronda de eliminaciones directas como escolta de Bolívar en el Grupo 1, Boca se deshizo sucesivamente de Corinthians (3-1 y 1-1) y de Flamengo (1-2 y 3-0) antes de asumir en las semifinales dos dificultosos compromisos ante Colo Colo.
     Precedido por su ajustado triunfo en el ex Camilo Cichero (1-0), el team de La Ribera cruzó la cordillera de los Andes para llegarse hasta el Estadio Nacional de Chile y protagonizar uno de los más bochornosos enfrentamientos por trofeos internacionales del continente (sud)americano. Si bien el conjunto colocolino había mostrado una manifiesta supremacía a lo largo del cotejo, el tercer gol señalado por los locales -en posición dudosa- desató una cruenta batalla campal. La delegación boquense, abrumadora mínoria, se vio obligada a ofrecer tenaz resistencia ante jugadores, cuerpo técnico, ball boys -en rigor, persuasivos treintañeros y cuarentones-, particulares y carabineros chilenos. Reanudado el match, la ventaja se mantuvo firme: Colo Colo -a posteriori, campeón del certamen- le ganó a Boca por 3 a 1.
    Los avatares xeneizes no culminaron con la accidentada eliminación pues el Maestro Oscar Tabárezentrenador auriazul, y Blas Giunta fueron exhortados a comparecer ante las autoridades trasandinas por su participación en los encarnizados incidentes. Para colmo, el primer equipo de Boca fue doblegado por Newell's en las finales del campeonato local y, en el segundo semestre del año '91, apenas si lo consoló el segundo lugar obtenido en el Torneo Apertura, logrado ampliamente por su acérrimo adversario.
    ¿Tregua? ¡De ningún modo! En contrapartida, xeneizes y millonarios reeditaron tres años más tarde el duelo en la faz continental en una competición de estrecho vínculo con la que chocaron durante casi tres décadas, aunque con una diferencia sustancial. La Supercopa Sudamericana, trofeo que entre 1988 y 1997 se disputaron los clubes que hubieran conquistado la Libertadores, inauguró la modalidad que en lo sucesivo signaría el desarrollo del Superclásico en su versión internacional.

                                               
                 
    River y Boca realizaron su presentación absoluta en el mano a mano copero en sintonía con los cuartos de final de la Supercopa '94. Después de la sosa paridad derivada del partido de ida (0-0), jugado en el A.V. Liberti, los de la franja oro cruzada y los de la banda roja oblicua empataron 1 a 1, por lo que la llave se definió a través de remates desde el punto penal. En tal instancia de resolución, el equipo de La Ribera despachó a su perpetuo oponente al superarlo por 5 a 4. Pese a ello, la escuadra comandada por César Luis Menotti sucumbió en las finales ante Independiente - o sea, la vendetta del Rojo por el título que como local había cedido en la edición 1989- al igualar en un tanto en la Bombonera y caer por la mínima en la ex Doble Visera de Cemento, mientras que el Millo salió campeón invicto del Apertura.
     Indudablemente, a partir de la serie que los enfrentó en la Supercopa, se produjo un vuelco patente en el dinámica del Boca-River a nivel continental. Así lo confirman los cruces a todo o nada que de allí en más caracterizarían el devenir del eterno clásico, especialmente en la Copa Libertadores. Ya no volverían a cotejar en fase de grupos. Ya no habría vuelta atrás...


                                           
                                                       Tendencia en alza
   
                                                             
                                                     
      Fue tal la evolución que experimentó el tradicional enfrentamiento que sostienen Boca y River en lo concerniente a la Copa Libertadores que, en un período de solo 18 años, lejos de cotejar en la ronda preliminar, se enfrentaron en todas y cada una de las instancias de eliminación directa del más prestigioso certamen internacional del continente americano.
      El estreno de los duelos librados por ambos equipos remite a los cuartos de final de la edición 2000, a la que el cuadro xeneize había accedido al acreditarse consecutivamente los torneos Apertura 1998 y Clausura 1999 mientras que su par millonario hizo lo propio tras imponerse a Gimnasia por 3 a 2 en el desempate de clubes subcampeones de la temporada doméstica.
     Luego de que se consolidaran como punteros de sus respectivas zonas al cabo de la rueda inicial, los tradicionales antagonistas exhibieron una notable superioridad ante sus rivales de octavos de final. A ese respecto, Boca eliminó a El Nacional de Ecuador al igualar 0 a 0 en Quito y, posteriormente, vencerlo por 5 a 3 en La Bombonera. A su vez, River goleó a domicilio a Cerro Porteño (4-0) para derrotarlo apenas por 1 a 0 en el Vespucio Liberti, en el partido de vuelta.
    A propósito, fue el mismo Monumental el escenario escogido para que el conjunto de Núñez y su par de La Ribera abrieran una de las llaves correspondientes a los cuartos de final. No obstante, producto del impiadoso temporal que por aquellos días flageló a gran parte de nuestro país, recién en la víspera se autorizó la realización del encuentro, de modo que la concurrencia resultó pobre para un espectáculo de tamaña envergadura.
    Precedido por el empate en un tanto válido por el Torneo Clausura -en el que la banda sangre logró el bicampeonato argentino-, que se anticipó por escasas 72 horas al desafío copero, el cuadro riverplatense se impuso por 2 a 1. El colombiano Juan Pablo Ángel estableció el 1-0 parcial a los 14' del tramo inicial, después de beneficiarse de la fallida salida de su compatriota Óscar Córdoba, arquero de los auriazules. El empate de la visita se produjo a los 31', como consecuencia del golazo de tiro libre rubricado por Juan Román Riquelme. Ya en el 1' del complemento, el Conejito Saviola le concedió la ventaja definitiva al elenco anfitrión, mezquina a la vez para el desquite a dirimirse en Brandsen 805.
    Sin embargo, el director técnico riverplatense, Américo Rubén Gallego, confiaba plenamente en la posibilidad de sus subordinados de conseguir un triunfo en la Bombonera. Inclusive, el Tolo -dotado de ínfulas de excesiva suficiencia- se permitió ironizar respecto de la especie que afirmaba que el artillero xeneize, Martín Palermo -ajeno a la práctica activa desde hacía seis meses, producto de la rotura de los ligamentos cruzados de su rodilla derecha que, pese a todo, no le impidiera anotar frente a Colón el gol número 100 de su carrera profesionaliría a reaparecer en la revancha frente a River. Tan es así que, en conferencia de prensa, el entrenador del Millo aseguró que si el máximo goleador de la historia de Boca surgía en el rectángulo de juego, él requeriría los servicios del ídolo uruguayo Enzo Francescoli, hoy mánager de la institución de Núñez, ya retirado del fútbol.
     La verdad -en toda la extensión de la palabra- distó abismalmente de consustanciarse con las declaraciones vertidas por Gallego. Si tanto confiaba en sus dirigidos no habría propuesto tan timorato esquema, compuesto por más defensores que delanteros y mediocampistas juntos. Al concluir el primer período (0-0), su equipo solo estaba logrando la clasificación porque la alineación de La Ribera -de holgado predominio territorial- había fallado sistemáticamente en la estocada final.
    En contrapunto, el rendimiento del team de Carlos Bianchi no bien reiniciado el cotejo. Aun pese a que la necesidad de obtener el triunfo lo apremiaba, el anfitrión adelantó ordenadamente todas sus líneas, lo que propició al mismo tiempo la neutralización del planteo de contragolpe ordenado por el adiestrador de los visitantes y el consiguiente  -que no infalible- retroceso de sus players.
   Así, el Xeneize decretó la apertura del tanteador. Fue a los 14' que, luego de dominar la pelota en el círculo central, el magistral Román Riquelme se recostó sobre la izquierda del ataque de Boca y atrajo sobre sí la marca de cinco futbolistas riverplatenses antes de enviar un centro pasado en dirección del Chelo Delgado, quien aprovechó el error de cálculo compartido entre el zaguero nacido en Colombia, Mario Yepes, y del portero millonario, Roberto Bonano.
   Cuando restaban apenas 6' para el epílogo del determinante cotejo, Roberto Luis Trotta frenó la incursión ofensiva de Sebastián Battaglia cometiéndole penal al volante auriazul. El remate desde los 12 pasos, a cargo de Riquelme, amplió la merecida ventaja para Boca, con lo que el local avanzaba automáticamente a la siguiente fase.
   Nefasta noche, la de River...y la de Gallego. La peor de sus pesadillas devino realidad: previo al exquisito caño de Román a Yepes, el Tolo fue testigo involuntario del resurgimiento del mismísimo Martín Palermo, quien a los 45' le otorgó a Boca el definitivo 3 a 0 -el más abultado triunfo de la historia copera del Superclásico-, lo que equivalió en simultáneo a la clasificación a semifinales del conjunto xeneize en desmedro de su similar millonario, eliminado.

                                                           
     La goleada de Boca sobre América de México en el partido de ida en La Bombonera (4-1) invitaba a presagiar que el pase a la fase culminante resultaría un mero trámite. La reacción del equipo azulcrema en el Estadio Azteca, sin embargo, desestimó el optimista vaticinio. De hecho, en determinado pasaje del encuentro, las Águilas triunfaban por 3-0, por lo que la serie debía definirse por penales. Solo el mentado cabezazo de Walter Samuel a 7' del cierre del cotejo puso a Boca en las finales para enfrentarse a Palmeiras, campeón defensor del título.
     Allí, los auriazules, locales, se iniciaron en la instancia decisiva con un empate 2 a 2 -a manera de curiosidad, ambos goles boquenses fueron señalados por un lateral izquierdo, Rodolfo Martín Arruabarrena-, lo que inmediatamente motivó que Palmeiras creyera que repetir la consagración de la edición anterior sería por demás sencillo. No por nada el DT del cuadro paulista, Luis Felipe Scolari, afirmó públicamente en la víspera del desquite que tanto él como sus dirigidos ya se sentían campeones.
     Atento al testimonio formulado por el entrenador de la Selección brasileña que obtuvo la Copa del Mundo de Corea del Sur-Japón  2002, Carlos Bianchi procuró tocarles el orgullo a sus dirigidos empapelando el vestuario visitante del ya demolido estadio Parque Antártica con impresiones en la que constaban las aventuradas declaraciones de Felipão.
     Si bien su performance no fue especialmente brillante, la alineación xeneize opuso temple a la adversidad. Es más, si no le hubieran anulado su gol al Vasco Arruabarrena, quien no había incurrido en offiside, lo habría ganado en los 90 minutos reglamentarios. Producto de la igualdad en cero redundante -sumados los 30' del alargue-, la visita se encomendó a la definición por penales para finiquitar el pleito, en la que superó a su rival por 4 a 2. Fue así que Boca se coronó campeón de la Libertadores -logro que reprodujo en la edición inmediatamente posterior- después de 22 años. La temporada 2000 arrojó saldo por demás superavitario para el equipo azul y oro puesto que, además, conquistó el Torneo Apertura y la Copa Intercontinental, tras superar al Real Madrid por 2 a 1.
      Los liderazgos indiscutidos de Boca, clasificado automáticamente al haber levantado la copa en 2003, y River-que consiguió su plaza como ganador del Clausura del mismo año- en los diferentes grupos de que fueron parte en primera ronda se replicaron en 2004. En principio, las fases de eliminación directa les deparó sendos halagos. Mientras que la escuadra de La Ribera derrotó respectivamente a Sporting Cristal -3 a 2  y 2 a 1- y a São Caetano -0 a 0 y 1a 1 (4-3)-, en octavos y cuartos de final, los millonarios realizaron otro tanto frente a Santos Laguna -1 a 0 y 1-2 (5 a 3)- y a Deportivo Cali -1 a 0 y 3 a 1-, para protagonizar ambos un nuevo mano a mano , inédito por la avanzada instancia en la que se aprontaban a cruzarse.
     Aprobada la resolución de que los Superclásicos correspondientes a las semifinales coperas se jugaran sin público visitante, lo que en el futuro se tornaría una constante, los xeneizes recibieron a su acérrimo contrincante en ocasión de un desafío plagado de fricciones y controversias.
     Antes de la debacle, eso sí, el local adoptó la iniciativa a los 28', luego de que Guillermo Barros Schelotto -actual entrenador de Boca- tomara el rebote proveniente de un córner y enviara un centro que Rolando Schiavi conectó de palomita para el delirio de la concurrencia auriazul.
     Tan solo 3' más tarde, Marcelo Daniel Gallardo -hoy técnico de River- le cometió infracción a Alfredo Raul Cascini, cuya espontánea reacción fue repelida por el entonces mediocampista ofensivo del cuadro de Núñez. Intercambio de cabezazos y pechazos mediante, ambos futbolistas fueron expulsados, a lo que procedió un tumulto generalizado de dilatada duración que arribó a su más álgido instante cuando el Muñeco -o Napoleón, más acorde a su presente labor- lo arañó en la cara al Pato Abbonzandieri, arquero de Boca. Una vez reanudado el cotejo, el Chino Ariel Garcé completó la nómina de cuantos vieron la tarjeta roja en la etapa inicial, por juego brusco.
    No fue que en la segunda mitad los ánimos se aquietaron hasta el sosiego. Amén de abundar asperezas de toda clase -que incluyeron desde cortitos al mejor estilo Martín Karadagian hasta tacazos en regiones pudendas-, se suscitaron fundamentalmente dos fallos polémicos en detrimento del Xeneize que incidieron sobremanera en el exiguo triunfo a su favor por 1 a 0: 1) la lícita conquista que se le anuló al lateral derecho José María Pampa Calvo por considerar -erróneamente- el juez de línea Juan Carlos Rebollo que el Mellizo Guillermo se hallaba inhabilitado en la maniobra previa; 2) el grosero penal a manos -nunca mejor dicho- del Chacho Eduardo Coudet próximo a la conclusión del encuentro quien, cual consumado goalkeeper ,voló situado en el área grande de su equipo para desviar ilegítimamente la trayectoria del tiro libre indirecto ejecutado por Carlos Tevez, desconocido por el referí Claudio Martín.
                                                         
 
    Ya en el arranque del primer tiempo de la revancha, el perjudicado por las determinaciones arbitrales fue River. A ese efecto, Héctor Baldassi ignoró un claro penal del Flaco Schiavi a Maxi López, derribado cuando a los 15' se disponía a capitalizar en privilegiada posición un centro de sobrepique servido desde la derecha, para inflar las mallas del arco que da al Río de la Plata, cuya sanción y consecuente conversión le habría proporcionado al club millonario la merecida ventaja parcial ante un Boca que apenas acercó cierto peligro a través de remates de larga y mediana distancia.
    Poco después de haberse reiniciado el match, previa expulsión del volante auriazul Fabián Vargas, la entidad de Núñez tradujo en gol la supremacía que hasta entonces había manifestado. Fue a los 50', a instancias de un estupendo remate cruzado de Lucho González que coronó una eficaz maniobra individual del propio jugador.
    De allí en más, Boca, incapaz de edificar situaciones de peligro desde lo colectivo con la que conseguir la igualdad, se apoyó en las aptitudes individuales de sus footballers para lograr el desequilibrio.
     Hábil como él solo para manejar los tiempos de tan convulsionado clásico, Guillermo Barros Schelotto empezó a jugar un partido aparte con jugadores, cuerpo técnico e hinchas de River. En cuestión de breves minutos, el apercibido Mellizo -a quien desde las tribunas millonarias se le arrojó proyectiles de todo tipo- gestó la expulsión de Rubens Sambueza y hasta de Hernán Edgardo Díaz, ayudante de campo del entrenador de la banda roja, el Negro Leonardo Rubén Astrada. Casualidad o causalidad, en la misma secuencia se retiró lesionado el marcador de punta izquierdo riverplatense, Ricardo Rojas, pues la alineación local ya había introducido las tres variantes reglamentarias.
      Acto seguido, se produjo el empate de Boca. El entonces juvenil valor xeneize, Franco Cángele, desbordó por la izquierda para enviar un centro atrás en búsqueda de Tevez quien, ubicado en la puerta del área chica a la vez que favorecido por el yerro de Cristian Nasuti en su intento de rechazo, vulneró a los 35' la valla riverplatense. La burlona celebración de su tanto, en la que emuló el típico aleteo de una gallina, motivó que el árbitro Baldassi echara de la cancha al Apache.
       Herido que no entregado, River ofrendó una inmediata muestra de recuperación anímica a los 70 000 fanáticos que abarrotaron el Monumental al meter a Boca dentro de su campo para finalmente lograr el 2-1 que le restituía sus aspiraciones de pasar a la final. Sucedió a los 49', cuando Fernando Cavenaghi sirvió un tiro libre desde la izquierda que recayó en la posición del Tano Nasuti -pavada de revancha-, cuyo remate rasante franqueó la valla defendida por Abbondanzieri. No hubo tiempo para más, salvo para la más crucial definición por penales de la historia del Superclásico.
      Uno por uno, los ejecutores de uno y otro equipo fueron intercalando eficacia en el trascurso de la serie de cinco. Así pasaron el Matador Salas, Schiavi, el Rolfi Montenegro, Pablo Álvarez, Cavenaghi, Pablo Ledesma y Nicolás Burdisso; con lo que, momentáneamente, Boca se imponía por 4 a 3. La tendencia se quebró cuando el Pato Abbondanzieri conjuró su remate a Maxi López para que Javier Villarreal vulnerara la resistencia de Germán Lux y concediera a los dirigidos por Bianchi el acceso a la fase culminante.

                                               

      Sin embargo, el cuadro entonces vigente campeón de América y del mundo resultó incapaz de doblegar en las finales de la Libertadores 2004 al modesto Once Caldas, con el que igualó tanto 0 a 0 en la República de La Boca como 1 a 1 en Manizales, en donde cayó 2-0 en la tanda de penales que desempató la serie. La temporada internacional de los de La Ribera -en la que medió otro inesperado revés, como el que significó la disputa de la Recopa ante Cienciano- se cerró con la conquista de la Copa Sudamericana. River, por su parte, solo tuvo su consuelo en el ámbito nacional al adjudicarse el Torneo Clausura.
      Con el antecedente más que fresco de su reivindicación copera ante su rival por excelencia en la misma Sudamericana 2014 en la que se consagró campeón, el Millo se propuso volver a eliminar a Boca en la Libertadores '15. Desde luego, el club de Núñez estaba obligado a encauzar su rendimiento de la ronda inicial -Grupo 6- si pretendía que se cumpliera su propósito, dado que se había clasificado a octavos de final en la última jornada de la fase preliminar como el peor de los segundos del certamen. Allí lo aguardaba el imbatido Xeneize, que en el extremo opuesto se había acreditado la Zona 5 realizando hasta ese momento la mejor campaña de la competición.
      Jugado en el Antonio Vespucio Liberti, el chivo partido de ida estuvo plagado de brusquedades excesivas, fundamentalmente a cargo de los futbolistas de River. Las arteras patadas que Ramiro Funes Mori y Lionel Vangioni les pegaron a Pablo Pérez y Fernando Gago, respectivamente, pudieron haber derivado en su expulsión directa. Recién sobre la conclusión del encuentro el árbitro Germán Delfino castigó con tarjeta roja una violenta infracción de Teo Gutiérrez en perjuicio de   
Guillermo Burdisso. Es más, si el referee hubiera visto los puñetazos que le acertó al mismo Gago en la espalda baja, el uruguayo Carlos Sánchez se habría tenido que marchar irremediablemente al vestuario antes de convertir a los 37' el gol de penal que redundó en el triunfo del elenco de Marcelo Gallardo por 1 a 0.
     Nobleza obliga: que el cuadro millonario hubiera trascendido el umbral del reglamento en lo que a agresividad atañe no lo despoja de su merecida victoria. Superado en el trámite, su par azul y oro apenas si había generado situaciones de peligro en el arco rival.
     Peor aún, el conjunto auriazul no logró siquiera primar territorialmente en la acotada revancha albergada por el Estadio Alberto J. Armando. Es que, cuando los futbolistas de River se aprestaban a reaparecer en el campo de juego a través de la manga inflable procedentes de los camarines para la reanudación del clásico, un grupo de vándalos disfrazados de hinchas de Boca les arrojó gas pimienta infligiéndole lesiones heterogéneas. Entre otros, los representantes riverplatenses más afectados fueron Leonardo Ponzio, Matías Kranevitter, Ramiro Funes Mori y Vangioni.
     Inexplicablemente, ante supina imprudencia, se resolvió apelar a un tiempo... prudencial con la esperanza de que los damnificados se recuperaran. Finalmente, después de más de una hora de vana espera, afloró el sentido común y se decretó la suspensión del match. En esa dirección, el Tribunal de Justicia de la CONMEBOL se expidió determinando la marginación de Boca del certamen a la vez que el triunfo de los de Núñez por 3 a 0. Adicionalmente, se instó a la institución de La Ribera a jugar cuatro partidos consecutivos a puertas cerradas en condicional de local e idéntica cantidad de cotejos sin concurrencia de su público cuando le tocara oficiar de visitante, así como a abonar una multa de US$ 200.000.

                                           

      Tras haber eliminado a su archirrival en el plano internacional en dos oportunidades en un lapso de seis meses -ídem Gallardo a Arruabarrena en el duelo de entrenadores-, River se deshizo sucesivamente de Cruzeiro (0-1 y 3-0) y de Guaraní de Paraguay (2-0 y 1-1) para confrontar en las finales con Tigres de México. Previo empate sin tantos en la nación azteca, River conquistó por tercera vez la Copa Libertadores -después de largos 19 años- al derrotar a su contrincante por 3 a 0, idéntica diferencia por la que cayó ante el Barcelona de Messi en el Mundial de Clubes al término de la temporada. Entretanto, Boca mitigó la desazón que le reportaron los choques ante su máximo adversario con la consagración en el ámbito doméstico.
      Por fin, la(s) finalísima(s). Durante la primera rueda de la Copa Libertadores en curso, River lideró absolutamente el Grupo D sin haber perdido un solo partido. Por su lado, Boca, actual bicampeón argentino, ocupó la segunda posición de la Zona B y clasificó con angustia a octavos de final.
     En esa instancia, los de Núñez se impusieron a Racing (0-0 y 3-0), mientras que Boca batió a Libertad (2-0 y 4-2). Por cuartos de final, el conjunto de la banda roja se cargó al otro equipo de Avellaneda, Independiente, tras igualar 0 a 0 en el Estadio Libertadores de América y superarlo por 3 a 0 en el Monumental, al tiempo que los auriazules dejaron en el camino a Cruzeiro al ganar 2-0 como local y empatar 1 a 1 en Belo Horizonte. Ya en semis, los millonarios afrontaron una complicada llave frente a Gremio: después de perder 1-0 en casa, se rectificaron con una victoria por 2-1, en la que adoptaron vital importancia los goles de visitante señalados por el equipo de Gallardo. Los de La Ribera despacharon a otro equipo brasileño, el Palmeiras, producto de su triunfo en el Alberto J. Armando por 2 a 0, antes de la paridad que le correspondió en carácter de visitante (2 a 2).
    Solo así los eternos antagonistas se dispusieron a enfrentarse por primer vez en su historia en las finales de la Copa Libertadores, un duelo definitorio que eclipsa tanto al triunfo favorable a Boca por 1 a 0 en el Presidente Perón, válido por la resolución del Campeonato Nacional 1976, como a la reciente obtención de la Supercopa Argentina por parte de River, que venció en partido único al club azul y oro por 2 a 0, el  14 de marzo de este año, en Mendoza.
                                           
                                               

    El capítulo inaugural de las superfinales coperas, en el que al igual que en las ediciones 2004 y 2015 se vetó el ingreso al público visitante, jugado hace menos de dos semanas en la Bombonera previa postergación de 24 horas por las incesante tormenta acaecida el día fijado para el desafío, deparó una igualdad en dos tantos. El autor de la conquista que abrió el tanteador fue el delantero xeneize Wanchope Ábila, quien a los 34' del primer período capturó el rebote cedido por Franco Armani de su remate original para mandar el balón a la red beneficiado por la floja respuesta del arquero millonario.
    Del mismísimo saque de mitad de cancha provino el empate de River, dirigido por Matías Biscay, técnico alterno de Marcelo Gallardo, impedido de ingresar por la suspensión de cuatro partidos que sobre sí pesa. Fue en virtud del pase en profundidad del Pity Gonzalo Martínez en procura del pique del Oso Pratto -de pasado en Boca, en donde se desempeñó tanto en las Divisiones Inferiores como en la máxima categoría, en la que apenas sumó dos presencias en el Apertura 2009-, quien le ganó el lado de adentro a su marcador, Carlos Izquierdoz, y definió con un disparo cruzado ante el guardameta de los locales, Agustín Rossi.
    Reemplazante del lesionado Cristian Pavón, quien debió abandonar el terreno de juego por un desgarro en el isquiotibial izquierdo que acaso le impedirá intervenir en el partido de vuelta a disputarse en el Monumental, Darío Benedetto estableció a los 45' el 2-1 para Boca mediante un estupendo cabezazo que sobrepasó el vuelo de Armani, es decir, el debut goleador del Pipa en el Superclásico.
    Sobre los 16' del complemento se produjo la última emoción de la tarde. El evitable foul de Pablo Pérez a Nacho Fernández se tradujo  en el tiro libre ejecutado por Pity Martínez al área grande del arco que da a Casa Amarilla para que Izquierdoz, apareado en las alturas por Pratto, peinara el balón y lo introdujera en la propia valla xeneize. La revancha es literalmente mañana.
    Hasta entonces, en la antesala de la resolución de la final más importante de la historia del Superclásico, Boca y River se enfrentaron 25 veces en lo que a Copa Libertadores respecta. El cuadro auriazul triunfó en 10 oportunidades; su par millonario, en 8. Empataron en 7 ocasiones. Los de La Ribera totalizan 25 goles, uno más que el equipo de Núñez, al añadirse los tres tantos del partido suspendido por la vuelta de octavos de final de la edición 2015, que se le dio por ganado al conjunto visitante (3-0).
     Asimismo, Boca dobla a su oponente predilecto en cantidad de títulos obtenidos (6 a 3), a la vez que prima en cruces directos (2-1). Más: hasta tanto no se defina la llave final de la corriente copa es el club azul y oro el que se acreditó el más relevante duelo asumido por los tradicionales rivales, por las semifinales de la edición 2004.
     Con todo, a la banda roja no la disuade el historial remoto; ni siquiera, que nunca haya podido obtener una victoria enl a Bombonera en el ámbito internacional oficial. La asunción de Marcelo Gallardo como director técnico de River significó un cambio de paradigma: el declamado "2 en 6", la final de la Supercopa Argentina...El Millo lo puede a Boca jugando a lo Boca. Antecedentes vs actualidad, la realidad es que la serie está abierta. Por lo demás, un anhelo del periodista: que el ganador sepa ganar, que el perdedor sepa perder. Parece un simple juego de frases hechas, pero no lo es.
 
                                       
                                 Síntesis copera de la A la Z

    River (2): A.Carrizo; Guzmán, Viéytez; Sainz, Bayo, R. Matosas; Cubilla, Sarnari, Prospitti (ST: Zywica
 D. Onega y J. Solari. DT: Renato Cesarini.
    Boca (1): Minoian; Silvero, Marzolini; C. Simeone, Sacchi, Silveira; Luna, A. C. Rojas, A. H. Rojas, Menéndez y Zarich. DT: N. R .Rossi.
    Partido nocturno correspondiente a la primera fase (Grupo A) de la Copa Libertadores 1966, jugado el jueves de 10 febrero del mismo año.
    Cancha: River.
    Recaudación total: m$n 18.568.000.
    Árbitro: Roberto Goicochea.
    Jueces de línea: Miguel Comesaña y Ángel Coerezza.
    Goles: PT: 33', Sarnari (R). ST: 12', Bayo (R); 15', A. H .Rojas (B).
    Incidencias: no hubo.

     Boca (2): Minoian (PT: O. M. Pérez); Magdalena, Marzolini; C. Simeone, Sacchi, Sofraniciuk, Luna, Zarich, A. C. Rojas, A. H. Rojas y Aimonetti. DT: N. R. Rossi.
     River (0): Gatti; Guzmán, Viéytez; Sainz, Zywica, R. Matosas; Cubilla, Zarnari, D. Onega , Prospitti y Delem. DT: R. Cesarini.
     Partido nocturno correspondiente al Grupo A de la primera fase de la Copa Libertadores 1966, jugado el jueves 24 de marzo del mismo año.
     Cancha: Boca.
     Recaudación Total:  m$n 8.080.250.
     Árbitro: Ángel Coerezza.
     Jueces de línea: Roberto Goicochea y Miguel Comesaña.
     Goles: ST: 1' y 4', A. H. Rojas (B).
     Incidencias: ST: 5', Prospitti (R) remató desviado su penal. 35', expulsado Zywica (R) por juego brusco.
   
     River (2): Gatti; Guzmán, Viéytez; Sainz, Bayo, R. Matosas; Cubilla, Sarnari, Loayza, D. Onega y J. Solari. DT: R. Cesarini.
     Boca (2): O. M. Pérez; Silvero, Marzolini; C. Simeone, Zarich, Sofraniciuk; Madurga, A.C. Rojas, A. H. Rojas, Silveira y Aimonetti. DT: N. R. Rossi.
     Partido nocturno correspondiente al Grupo 1 de las semifinales de la Copa Libertadores 1966, jugado el jueves 14 de abril del mismo año.
     Cancha: River.
     Recaudación total: m$n 9.024.050.
     Árbitro: Miguel Comesaña.
     Jueces de línea: Aurelio Bossolino y Ángel Coerezza.
     Goles: PT: 4', Madurga (B); 7', A. C. Rojas (B). ST: 14', Sarnari (R); 31', Silvero e/c (R).
     Incidencias: no hubo.

     Boca (1): Roma; Magdalena, Marzolini, C. Simeone, Rattín, Silveira; Pianetti, A .C .Rojas, A. H..Rojas, A. González y Zarich. DT: N. R. Rossi.
     River (0): Gatti; Guzmán, Viéytez; Sainz, Bayo (PT: O. Más), R. Matosas; Cubilla, Sarnari, Loayza, D. Onega y J. Solari. DT: R. Cesarini.
     Partido nocturno correspondiente al Grupo 1 de las semifinales de la Copa Libertadores 1966, jugado el miércoles 4 de mayo del mismo año.
     Cancha: Boca.
     Recaudación total: m$n 5.768.060.
     Árbitro: Ángel Coerezza.
     Jueces de línea: Aurelio Bossolino y Miguel Comesaña.
     Gol: ST: 27', A.H. Rojas (B).
     Incidencias: ST: 36', expulsado Magdalena (B) por tumulto.

     River (1): J. A. Pérez; Ferreiro, M. Á. López; Recio, Dominichi, C. M .Rodríguez; R. Pérez, Gennoni, D. Onega, Marchetti y Más. DT: Á. A .Labruna.
     Boca (3): Roma; Suñé, Meléndez, Rógel, Marzolini; O.Medina, Madurga; A. C .Rojas, Peña, Savoy y Villagra. DT: J. M. Silvero.
     Partido nocturno correspondiente al Grupo A de la primera fase de la Copa Libertadores 1970, jugado el martes 17 de febrero del mismo año.
     Cancha: River.
     Recaudación total: $ 143.814, 50.
     Árbitro: Luis Pestarino.
     Jueces de línea: Roberto Barreiro y Oscar Veiró.
     Goles: PT: 15', Villagra (B); 27', Gennoni (R). ST: 34' Y 44', Coch (B).
     Incidencias: no hubo.

     Boca (2): Roma; Suñé, A. Pérez, Rógel, Marzolini; Larrosa, Madurga, O. Medina; Savoy, A. C. Rojas y Peña (ST: Curioni). DT: J. M. Silvero.
     River (1): Carballo; Ferreiro, M.Á.López, Recio, Dominichi; R. Gutiérrez, Merlo; Montivero (ST: Gennoni), D. Onega, Trebucq y Más. DT: Á. A. Labruna.
     Partido correspondiente al Grupo A de la primera fase de la Copa Libertadores 1970, jugado el jueves 19 de marzo del mismo año.
     Cancha: Boca.
     Recaudación total: $ 10.331.500.
     Árbitro: Roberto Barreiro.
     Jueces de línea: Ángel Coerezza y Luis Pestarino.
     Goles: PT: 16', Larrosa (B); 40', Savoy (B). ST: 34', D. Onega (R).
     Incidencias: no hubo.

       River (1): Carballo (ST: J.A.Pérez); Ferreiro, M.Á.López, Laraignée; Dominichi; C.M.Rodríguez; Recio (ST: Merlo), Gennoni; N.Scotta, D. Onega y Más. DT: Á. A. Labruna.
       Boca (0): Roma; Suñé, Nicolau, Rógel, Marzolini; Madurga, O. Medina; Savoy, Coch, Novello (ST: Curioni por Novello) y Larrosa (ST: Peña). DT: J. M. Silvero.
       Partido nocturno correspondiente al Grupo A de la segunda fase de la Copa Libertadores 1970, jugado el jueves 16 de abril del mismo año.
      Cancha: River.
      Recaudación total: $ 6.973.000.
      Árbitro: Jorge Álvarez.
      Jueces de línea: Ángel Coerezza y Miguel Comesaña.
      Gol: PT: 34', C. M .Rodríguez (R).
      Incidencias: ST: 18', Más (R)  remató desviado su penal.

       Boca (1): Roma; Suñé, Nicolau, Rógel, Marzolini; Madurga, O. Medina, Savoy; R. H. Ponce (ST: Coch), A. C. Rojas y Larrosa. DT: J. M. Silvero.
       River (1): J. A. Pérez; Ferreiro (ST: Morcillo), M. Á. López, Laraignée, Dominichi; C. M. Rodríguez, Recio, Trebucq; N. Scotta, D. Onega, Más (ST: Minniti). DT: Á. A .Labruna.
       Partido nocturno correspondiente al Grupo A de la segunda fase de la Copa Libertadores 1970, jugado el jueves 30 de abril del mismo año.
       Cancha: Boca.
       Recaudación total: $ 21.283.591.
       Árbitro: Roberto Barreiro.
       Jueces de línea: Luis Pestarino y Oscar Veiró.
       Goles: ST: 19, D. Onega (R); 36', A. C. Rojas (B).
       Incidencias: ST: 26', expulsados Madurga (B) y C. M. Rodríguez (R) por agresión mutua.

      Boca (1): H. O. Gatti; V. A .Pernía, Sá, Mouzo, Tarantini; J. J. Benítez (ST: Zanabria), Suñé, Ribolzi; Mastrángelo, D. S. Pavón ( ST: E. E .Oviedo) y Felman. DT: J. C. Lorenzo.
      River (0): Fillol; Comelles, Lonardi, Passarella, H. López; Ártico, Merlo, Marchetti; P.
A. González (ST: Sabella), Luque y O. A. Ortiz (ST: Coudannes). DT: Á. A. Labruna.
      Partido nocturno correspondiente al Grupo 1 de la primera fase de la Copa Libertadores 1977, jugado el miércoles 9 de marzo del mismo año.
      Cancha: Boca.
      Recaudación total: $ 19.835.750.
      Árbitro: Luis Pestarino.
      Jueces de línea: Miguel Comesaña y Roberto Barreiro.
      Gol : ST: 44', Mouzo (B).
      Detalle: ST: 43', Mouzo (B) desvió su penal, cuyo rebote en el palo -previo a dar el balón en Fillol (R)- tradujo en gol el mismo jugador de Boca.
      Incidencias: ST: 21', expulsado Passarella (R) por juego brusco.

       River (0): Fillol; H. Saporiti, Amorone, Lonardi, H. López; Marchetti, Pitarch, Sabella; E. Commisso, Luque y O. A. Ortiz. DT: Á. A. Labruna.
       Boca (0): H.O.Gatti; V. A. Pernía, Sá, Mouzo, Tarantini (PT: J. M. Suárez); J. J. Benítez, Suñé, Zanabria; Mastrángelo y Felman (ST: Veglio). DT: J. C. Lorenzo.
       Partido nocturno correspondiente al Grupo 1 de la primera fase de la Copa Libertadores 1977, jugado el miércoles 18 de mayo del mismo año.
       Cancha: Huracán (local River).
       Recaudación total: $ 4.278.850.
       Árbitro: Miguel Comesaña.
       Jueces de línea: Arturo Ithurralde y Jorge Romero.
       Goles: no hubo.
       Incidencias: no hubo.


       Boca (0): H. O. Gatti; V. A. Pernía, Sá, Mouzo, J. M. Suárez, J. J. Benítez, Suñé, Zanabria (ST: Husillos), Mastrángelo, C. A. Álvarez y H. O. Perotti (ST: C. Salinas). DT: J. C. Lorenzo.
       River (0): Fillol; H. Saporiti, Perfumo, Passarella, H. López; J. J. López, Merlo, Alonso; E. Commisso, Luque y O. A. Ortiz. DT: Á. A. Labruna.
       Partido nocturno correspondiente al Grupo A de las semifinales de la Copa Libertadores 1978, jugado el martes 19 de septiembre del mismo año.
       Cancha: Boca.
       Recaudación total: $ 152.226.000.
       Árbitro: César Orozco (Perú).
       Jueces de línea: Héctor Ortiz (Paraguay) y José Luis Martínez Bazán (Uruguay).
       Goles: no hubo.
       Incidencias: ST: 34', expulsado J. J. Benítez (B) por agresión.

       River (0): Fillol; H.Saporiti, Perfumo, Passarella, H. López; J. J. López, Merlo, Marchetti; P. A. González, Luque y O. A. Ortiz. DT: Á. A. Labruna.
       Boca (2): H. O. Gatti; V. A. Pernía, Sá, Mouzo, M. Á. Bordón; J .J .Benítez, Suñé, Zanabria; Mastrángelo, C. Salinas y H. O .Perotti. DT: J. C. Lorenzo.
       Partido nocturno correspondiente al Grupo A de las semifinales de la Copa Libertadores 1978, jugado el martes 17 de octubre del mismo año.
      Cancha: River.
      Recaudación total: $ 599.801.000.
      Árbitro: Roque Cerullo (Uruguay).
      Jueces de línea: Edison Pérez (Perú) y Guillermo Velásquez.
      Goles: ST: 19', Mastrángelo (B); 31', C.Salinas (B).
      Incidencias: ST: 30' Y 33', expulsados H. Saporiti y Merlo (R), por agresión y juego brusco, respectivamente.

      Boca (0): H. O. Gatti; E. Bargas, Mouzo, H. Alves, C. Córdoba, Brindisi, Berta y Ruggeri; H. Scotta, Gareca y Apariente. DT: C. Faraone.
      River (0): Fillol, J. M. Gordillo, Tarantini, H. Saporiti y Olarticoechea; Bulleri, Merlo, Gallego; Alzamendi, R. Chaparro (PT: Randazzo, quien a su vez fue reemplazado por Vieta en el ST) y J. Tévez. DT: V. Cap.
      Partido nocturno correspondiente al Grupo 1 de la primera fase de la Copa Libertadores 1982, jugado el jueves 5 de agosto del mismo año.
     Cancha: Boca.
     Recaudación total: $ 1.016.295.000.
    Árbitro: Teodoro Nitti.
    Jueces de línea: Carlos Espósito y Juan Carlos Biscay.
    Goles: no hubo.
    Incidencias: no hubo.

     River (1): Fillol; H. Saporiti, Tarantini, Nieto, Olarticoechea; Bulleri, Merlo, E. Commisso; Alzamendi, Vieta y J. Tévez. DT: J. M. Vázquez.
     Boca (0): Vijande; Lúquez, E.Bargas, Mouzo, R.Acevedo; H.Alves, Krasouski, Passucci; Cecchi, Apariente y Sotelo. DT: C.Faraone.
     Partido nocturno correspondiente al Grupo 1 de la primera fase de la Copa Libertadores 1982, jugado el jueves 30 de septiembre del mismo año.
     Cancha: River.
     Recaudación total: $ 344.970.000.
    Árbitro: Jorge Romero.
    Jueces de línea: Carlos Espósito y Claudio Busca.
    Goles: ST: 34', Bulleri (R).
    Incidencias: no hubo.
 
    Boca (1): Gatti; Abramovich, J. N. Higuaín, Passucci, Hrabina; Stafuza, Olarticoechea (ST: Krasouski), Melgar, Dykstra (ST: J. Comas), A. Graciani y G. Torres. DT: M. N. Zanabria.
    River (1): Pumpido; J. M. Gordillo, Borelli, Ruggeri y A. A. Montenegro; H. A. Enrique, Gallego, Alonso, R. Alfaro; Amuchástegui (ST: Gorosito) y Morresi (ST: P. Hernández) DT: H. R. Veira.
     Partido diurno correspondiente al Grupo 1 de la primera fase de la Copa Libertadores 1986, jugado el miércoles 9 de julio del mismo año.
     Cancha: Boca.
     Recaudación total: A 238.878.
     Árbitro: Juan Carlos Loustau.
     Jueces de línea: Abel Gnecco y Francisco Lamolina.
     Goles: PT: 35', A. Graciani (B), de penal. ST: 44', R. Alfaro (R).
     Incidencias: no hubo.

     River (1): Pumpido; J. M. Gordillo, Borelli, Ruggeri, A. A. Montenegro; H. A. Enrique (ST: Gorosito),  Gallego, Morresi, R. Alfaro; Alzamendi y R. M. Centurión. DT: H. R.Veira.
     Boca (0): Genaro; Abramovich, J. A. Sánchez, Passucci, Bordet; Stafuza, Krasouski, Dykstra (ST: R. A. Maradona); Monroig, G. Torres y J. Comas. DT: M. N. Zanabria.
     Partido nocturno correspondiente al Grupo 1 de la primera fase de la Copa Libertadores 1986, jugado el miércoles 20 de agosto del mismo año.
     Cancha: River.
     Recaudación total: A 83.128.
     Árbitro: Jorge Romero.
     Jueces de línea: Juan Antonio Bava y Ricardo Calabria.
     Gol: ST: 16', Alzamendi (R).
     Incidencias: no hubo.

      Boca (4): Navarro Montoya; Stafuza, Simón, Marchesini, Hrabina (ST: Pico); Giunta, J. L. Villarreal, Tapia, Latorre; A. Graciani  (ST: Apud) y Batistuta. DT: O. W. Tabárez.
      River (3): Passet, F. Basualdo, J. N. Higuaín (PT: Theiler), Cocca, C. A. Enrique; G. Zapata, Astrada, Borrelli, S. Berti (ST: D. Gutiérrez); Silvani y R. Da Silva. DT: D. A. Passarella.
      Partido nocturno correspondiente al Grupo 1 de la primera fase de la Copa Libertadores 1991, jugado el miércoles 27 de febrero del mismo año.
      Cancha: Boca.
      Recaudación total: A 1.141.320.000.
      Árbitro: Juan Antonio Bava.
      Jueces de línea: Juan Carlos Crespi y Juan Carlos Biscay.
      Goles: PT: 9' Y 31', Borrelli -el segundo, de penal- (R); 11', Zapata (R); 28', Latorre (B). ST: 11', Giunta (B); 26', Marchesini (B); 42', Latorre (B).
      Incidencias: PT: 32', expulsado Astrada (R) por juego brusco.
   
      River (0): Miguel; F. Basualdo, J. N. Higuaín, Theiler, C. A. Enrique (ST: Cocca); G. Zapata, Astrada, H. E. Díaz (ST: Borrelli), S. Berti; Medina Bello y R. Da Silva. DT: D. A. Passarella.
      Boca (2): Navarro Montoya; Soñora, Marchesini, Hrabina, Moya; Pico, Giunta, Tapia (ST: C. L. Rodríguez), Latorre; A. Graciani (ST: Apud) y Batistuta. DT: O. W. Tabárez.
      Partido nocturno correspondiente al Grupo 1 de la primera fase de la Copa Libertadores 1991, jugado el miércoles 20 de marzo del mismo año.
      Cancha: River.
      Recaudación total: A 3.591.800.000.
      Árbitro: Juan Carlos Loustau.
      Jueces de línea: Juan Carlos Biscay y Ricardo Calabria.
      Goles: PT: 23', Batistuta -de penal- (B). ST: 42', Batistuta (B).
      Incidencias: no hubo.
  
      River (2): Bonano; Lombardi, Trotta, Yepes, Placente; H. E. Díaz (PT: A. Franco), C. Ledesma, Gancedo (ST: L. Ramos); P. Aimar (ST: Berizzo), Saviola, Ángel. DT: A. R. Gallego.
      Boca (1): Ó. Córdoba; Ibarra, Bermúdez, Samuel, Arruabarrena (ST: Matellán); J. Basualdo (ST: F. Navas), Traverso, Gustavo Barros Schelotto; Riquelme; M. Delgado (ST: Guillermo Barros Schelotto) y A. Moreno. DT: C. Bianchi.
      Partido de ida nocturno correspondiente a los octavos de final de la Copa Libertadores 2000, jugado el miércoles 17 de mayo del mismo año.
     Cancha: River.
     Recaudación total: $ 640.000.
     Árbitro: Claudio Martín.
     Jueces de línea: Alberto Barrientos y Gerardo Bertone.
     Goles: PT: 15', Ángel (R); 30', Riquelme, de tiro libre (B). ST: 2', Saviola (R).
     Incidencias: no hubo.

     Boca (3): Ó. Córdoba; Ibarra, Samuel, Bermúdez, Arruabarrena; Marchant, Traverso, Gvo. Barros Schelotto (ST: Battaglia), Riquelme; M. Delgado (ST: N. Burdisso) y A. Moreno (ST: Palermo). DT: C. Bianchi.
    River (0): Bonano; L. Ramos (PT: A.Franco), Trotta, Yepes, Placente (ST: Cardetti); Lombardi; Berizzo, V. Zapata, P. Aimar (ST: G. Pereyra); Saviola y Ángel. DT: A. R. Gallego.
    Partido de vuelta, nocturno, correspondiente a los octavos de final de la Copa Libertadores 2000, jugado el miércoles 24 de mayo del mismo año.
    Cancha: Boca.
    Recaudación total: $ 1.014.130.
    Árbitro: Ángel Sanchez.
    Jueces de línea: Darío García y Claudio Rossi.
    Goles: ST: 14', Delgado (B); 39', Riquelme, de penal (B); 49', Palermo (B).
    Incidencias: ST: 41', expulsado Lombardi (R) por doble amonestación.
 
    Boca (1): Abbondanzieri; J. Calvo, N. Burdisso, R. Schiavi, C .J. Rodríguez; J. Villarreal, Cascini, F. Vargas, Caneo (ST: C.Tevez); Gmo. Barros Schelotto (ST: Cángele) y Barijho. DT: C. Bianchi.
    River (0): G. Lux; Garcé, Ameli, Tuzzio, R. Rojas; Mascherano (ST: Sambueza), C. Husaín, L. González (ST: J. R. Fernández), Gallardo; Cavenaghi (ST: Coudet) y M. López. DT: L. R. Astrada.
    Partido de ida nocturno correspondiente a las semifinales de la Copa Libertadores 2004, jugado el jueves 10 de junio del mismo año.
    Cancha: Boca.
    Recaudación total: $496.493.
    Árbitro: Claudio Martín.
    Jueces de línea: Sergio Cagni y Juan Carlos Rebollo.
    Gol: PT: 28', Schiavi (B).
    Incidencias: PT: 31', expulsados Cascini (B) y Gallardo (R) por agresión mutua, tras lo que se produjo un tumulto generalizado que interrumpió el encuentro por espacio de 8' (de ahí el descuento de idéntica duración determinado por C. Martín). 43', expulsado Garcé (R) por juego brusco.

      River (2-4): G. Lux; Nasuti, Ameli (ST: J. R. Fernández), R. Rojas; Coudet (ST: Sambueza), Mascherano (ST: Salas), C. Husaín, L. González, D. Montenegro; Cavenaghi; M. López. DT: L .R. Astrada.
      Boca (1-5): Abbondanzieri; L. A. Perea, R. Schiavi, N. Burdisso, C .J. Rodríguez; P. Ledesma, J. Villarreal, F.Vargas, Cagna (ST: Cángele); Gmo. Barros Schelotto (ST: P.Álvarez), C. Tevez. DT: C. Bianchi.
      Partido de vuelta nocturno correspondiente a las semifinales de la Copa Libertadores 2004, jugado el jueves 17 de junio del mismo año.
     Cancha: Boca.
     Recaudación total: $ 1.603.845.
     Árbitro: Héctor Baldassi.
     Jueces de línea: Gilberto Taddeo y Rodolfo Otero.
     Goles: ST: 5', L. González (R); 43', Tevez (B); 49', Nasuti (R).
     Incidencias: ST: 1', expulsado F. Vargas (B) por doble amonestación; 39', expulsado Sambueza (R) por exceso verbal; 44', expulsado C. Tevez (B) por actitud antideportiva. A los 39' de la misma etapa se retiró lesionado R. Rojas (R) al haber agotado los cambios el equipo local.
     Detalle: luego de haberse disputado en el partido de vuelta 120' de juego -esto es, la suma de los 90' reglamentarios y una prórroga de 30', dividida a su vez en dos períodos de 15'-, el resultado global de la serie redundó en un empate en dos tantos, a lo que sucedió la definición por penales favorable a Boca (5-4) dirimida en el siguiente orden: Salas (R), R. Schiavi (B), D. Montenegro (R), P. Álvarez (B), Cavenaghi (R), P. Ledesma (B), L. González (R), N. Burdisso (B), M. López (R), atajado y J. Villarreal (B).
   
     River (1): Barovero; Mammana, J. Maidana, Ramiro Funes Mori, Vangioni; C. Sánchez, Ponzio (ST: Mayada), Kranevitter, Driussi (ST: G. Martínez), Mora y T. Gutiérrez. DT: M. Gallardo.
     Boca (0): Orión, Marín, D. Díaz (PT: G. Burdisso), Torsiglieri, Colazo; P. Pérez, Cubas, Gago, Lodeiro; C. Pavón (ST: F. G. Carrizo) y Calleri (ST: Osvaldo). DT: R. Arruabarrena.
     Partido de ida nocturno correspondiente a los octavos de final de la Copa Libertadores 2015, jugado el jueves 7 de mayo del mismo año.
     Cancha: River.
     Recaudación total: $ 23.137.750.
     Árbitro: Germán Delfino.
     Jueces de línea: Javier Uziga y Gustavo Rossi.
     Gol: ST: 37', C.Sánchez, de penal (R).
     Incidencias: ST: 43', expulsado T. Gutiérrez (R) por juego brusco.

     Boca (-): Orión; Peruzzi, G.Burdisso, D.Díaz, Colazo; Meli, Gago, P.Pérez; C.Pavón, Osvaldo y F.G.Carrizo. DT: R.Arruabarrena.
     River (-): Barovero; Mammana, J.Maidana, Ramiro Funes Mori, Vangioni; C.Sánchez, Kranevitter, Ponzio, G.Martínez; Driussi, Mora.
     Partido de vuelta nocturno correspondiente a los octavos de final de la Copa Libertadores 2015, jugado el jueves 14 de mayo del mismo año.
     Cancha: Boca
     Recaudación total: no fue suministrada.
.    Árbitro: Darío Herrera.
     Jueces de línea: Juan Pablo Belatti y Hernán Maidana.
     Goles: no hubo.
     Incidencias: el encuentro fue suspendido en la inminencia del comienzo del complemento producto de la agresión sufrida por la representación de River, a la que un grupo de ¿hinchas? de Boca le arrojó gas pimienta cuando la visita se disponía a emerger del vestuario a través de la manga inflable para la reanudación del juego. Como consecuencia de las lesiones de diversa consideración padecidas por los jugadores del cuadro de Núñez se resolvió -eso sí, más de una hora después de acaecido el episodio- discontinuar el cotejo. Finalmente, el Tribunal de Justicia de la CONMEBOL se expidió otorgándole el triunfo definitivo a River (3 a 0), por lo que el mismo pasó a cuartos de final y Boca resultó eliminado del certamen. A su vez, el club de La Ribera fue conminado a afrontar cuatro partidos a puertas cerradas en el Estadio Alberto J. Armando y otros tantos sin que su público pueda concurrir en condición de visitante, así como abonar US$ 200 000 en concepto de multa.

      Boca (2): A. Rossi; Jara (ST: Buffarini) , Izquierdoz, Magallán, Olaza; Nández, W. Barrios, P. Pérez; S.Villa (ST: C.Tevez), R. Ábila y C. Pavón (PT: Benedetto). DT: Gmo. Barros Schelotto.
      River (2): Armani; Montiel, J. Maidana, L. Martínez Quarta (ST: I. Fernández), Pinola, Casco; E. Pérez (ST: B. Zuculini), E. Palacios; Borré, Pratto, G. Martínez (ST: J. Quintero) DT: M. Biscay (*)
      Partido de ida diurno correspondiente a la final de la Copa Libertadores 2018, jugado el domingo 11 de noviembre del corriente año.
      Cancha: Boca.
      Recaudación total: $ 65.000.000.
      Árbitro: Roberto Tobar (Chile).
      Jueces de línea: Claudio Ríos y Christian Schiemann, ambos de Chile.
      Goles: PT: 34', R. Ábila (B); 35', Pratto (R); 46', Benedetto (B). ST: 15', Izquierdoz e/c (B).
      Incidencias: no hubo.
      Detalle: el encuentro, originalmente programado para la jornada inmediatamente anterior, fue postergado por espacio de 24 horas -tal como lo estipula el reglamento- producto de las inclemencias climáticas que azotaron la Ciudad de Buenos Aires el último 10 de noviembre.
      (*) Al imponérsele a Marcelo Gallardo una sanción de cuatro partidos sin poder dirigir a su equipo desde el rectángulo de juego, ofició de entrenador de River su ayudante de campo, Matías Biscay.
   
   
       (1) No fue Alfredo Di Stéfano, quien se consagró campeón en River como jugador y director técnico, la única gloria del cuadro de Núñez en sacar campeón a Boca en funciones de adiestrador. Néstor Raúl Pipo Rossi, por caso, ya había hecho lo propio en 1965.

       (2) Daniel Onega, hermano de Ermindo, ostenta una distinción individual que permanece invulnerable hasta el día de hoy: es el máximo goleador en una sola edición de la Copa Libertadores. Fue en 1966 que anotó 17 tantos en 20 partidos jugados.

       (3) Puesto que entonces el Monumental estaba siendo refaccionado para convertirse en Sede principal del Mundial 1978, River ofició de local en Huracán durante su triunfal campaña del Metro '77. De hecho, se coronó en Parque Patricios al vencer a Ferro por 4 a 2.

       (4) La Copa Intercontinental que enfrentó a Boca y Borussia Monchengladach correspondió a la edición 1977, solo que ambos clubes cotejaron al año siguiente. En la temporada 1978, el Liverpool se rehusó a disputar el título mundial con el Xeneize, entonces bicampeón de América. El duelo entre argentinos e ingleses quedó pendiente acaso para siempre.
   
       (5) Además de Boca, los equipos que conquistaron la Libertadores de manera invicta son: Peñarol (1960), Santos (1963), Independiente (1964), Estudiantes (1969-70) y Corinthians (2012).

       (6) A Ramón Miguel Centurión le fue hallado metanfetamina en el test antidopaje que le fue realizado luego del triunfo como local de River sobre Temperley (3-1), por la séptima jornada del Campeonato 1986-87. El Pelado fue suspendido por un año a la vez que se le dio por perdido el partido al elenco millonario (0-1).

       (7) Una máxima futbolera no escrita rezaba que los años terminados en 6 eran determinantes, para bien o para mal, en la existencia de River. En principio, el numerito de marras le deparó derrotas dolorosas. En 1966 y 1976, cayó en las finales de la Copa Libertadores ante Peñarol y Cruzeiro, respectivamente. Por ahora, la serie está igualada pues el team de Núñez prevaleció sobre América de Cali en las ediciones de 1986 y 1996.