Boca vs Racing: la rivalidad a través de los ídolos
La verdad es que Racing no se conforma con minucias al momento de arrogarse los votos de un ídolo. En el plano musical, al menos, sus aseveraciones se cimientan en la seducción que envolvió al máximo exponente del tango por la Academia en sus años esplendorosos del Amateurismo ¿La prueba irrefutable? La gema que le tributara Carlos Gardel a Pedro Ochoa, prolífico delantero del cuadro de Avellaneda, el único en el que se desempeñara en toda su trayectoria (1917-1931). “…Ser como Ochoíta, el crack de la afición...", versa Patadura, una de las incontables genialidades del Zorzal Criollo (1).
Asimismo, una
especie afirma que el beatle John Lennon expresó su favoritismo hacia el cuadro racinguista en virtud de la
inminente definición de la Copa Intercontinental 1967, obtenida por la Academia
ante el Celtic de Escocia, corroborada por el testimonio del Chango Juan Carlos Cárdenas, autor del zapatazo que le legara a la Academia el título mundial (2). Evidentemente, Inglaterra poseía
entonces una enemistad –no sólo en la faz deportiva- más acentuada que con Argentina. Sí, aún pese al escandaloso cotejo de la Copa del Mundo del año inmediatamente anterior, celebrado en feudo de la Rubia Albion, en el que los encolerizados adherentes locales despidieron al unísono a nuestra Selección Nacional con un sonoro improperio: "animals", merced a las sucesivas osadías que cometiera Antonio Ubaldo Rattín luego de su controvertida expulsion.
No obstante, al
pretender los fanáticos de Racing adueñarse de la predilección del líder político más carismático de la
Nación, emerge un nuevo capítulo de la encendida rivalidad que, desde hace más de un siglo, mantienen con sus pares de Boca, a la que también se la vincula estrechamente con el General, en una puja sin cuartel entre
el mito y la realidad.
“Presidente Perón”, tal la pomposa gracia
del estadio inaugurado el domingo 3 de septiembre de 1950, en la intersección de las
calles Corbatta –ex Cuyo- y Mozart, Avellaneda. El hecho que el ex
Jefe de Estado haya legado su nombre al escenario apodado el Cilindro, es una poderosa razón como
para que los hinchas de la Academia
–y hasta los entusiastas de otros clubes- relacionen instantáneamente al caudillo con la insignia blanca y
celeste.
Prosiguiendo con la
atadura de cabos falsos, la legión racinguista puede esgrimir que bajo su
mandato su club se acreditó no sólo su primera estrella en el Profesionalismo(1949), sino al mismo tiempo el tricampeonato, al añadirse los títulos de los
dos años subsiguientes. Incluso, aquellos que no se fijan en las formas se regodearán con la polémica consagración de Racing ante Banfield en 1951, en la que se
asegura primó afano…samente la grandeza del cuadro de Avellaneda.
Para sorpresa y decepción de los fanáticos de
la Academia, el verdadero padrino político –y ferviente adherente- de
Racing, Ramón Antonio Cereijo, Ministro de Hacienda (Economía) durante la
primera gestión peronista, reveló de una vez por todas con qué cuadro
simpatizaba Perón, recién 30 años después, en declaraciones formuladas a
la Revista Estadio del 21 de julio de 1981. “El General era hincha de Boca y no de Racing, como suponían muchos. Es
más, cuando se disputó la famosa final entre Banfield y Racing, hinchaba por el
primero. Usted sabe, es común que nos identifiquemos con los equipos más chicos”.
A la irrefutable confirmación de Cereijo, la respalda, entre otros, el de Antonio Cafiero, xeneize de pura cepa. “Cuando era Ministro (de Economía) de Isabel (Martínez de Perón), un día la agarré a la salida de una reunión de Gabinete y, delante de mis colegas, le dije: ‘Compañeros, acá tenemos una testigo insobornable. Que diga ella, Isabel, de qué cuadro era hincha Juan Perón’. Y, sin vacilar, ella dijo: “¡De Boca Juniors!’”, aseveró el legendario referente del Partido Justicialista en una entrevista concedida en 2009 al programa Mundo Boca, que emitía Radio El Mundo. Palabras desmitificadoras. Tanto, como la foto propiedad del envidiable archivo del coleccionista Pablo Batlle, en la que se aprecia nítidamente al General celebrando exultantemente el gol con el que Roberto Rolando le otorgara el triunfo sobre la hora al cuadro azul y oro ante River por 3 a 2, en el Monumental, por la duodécima jornada del Campeonato de Primera División de 1953. La reveladora imagen ilustra un artículo del suplemento deportivo del Diario Perfil del 18 de marzo de 2011.
A la irrefutable confirmación de Cereijo, la respalda, entre otros, el de Antonio Cafiero, xeneize de pura cepa. “Cuando era Ministro (de Economía) de Isabel (Martínez de Perón), un día la agarré a la salida de una reunión de Gabinete y, delante de mis colegas, le dije: ‘Compañeros, acá tenemos una testigo insobornable. Que diga ella, Isabel, de qué cuadro era hincha Juan Perón’. Y, sin vacilar, ella dijo: “¡De Boca Juniors!’”, aseveró el legendario referente del Partido Justicialista en una entrevista concedida en 2009 al programa Mundo Boca, que emitía Radio El Mundo. Palabras desmitificadoras. Tanto, como la foto propiedad del envidiable archivo del coleccionista Pablo Batlle, en la que se aprecia nítidamente al General celebrando exultantemente el gol con el que Roberto Rolando le otorgara el triunfo sobre la hora al cuadro azul y oro ante River por 3 a 2, en el Monumental, por la duodécima jornada del Campeonato de Primera División de 1953. La reveladora imagen ilustra un artículo del suplemento deportivo del Diario Perfil del 18 de marzo de 2011.
“Yo soy de Racing,
mis hijas y mi casa hoy son de Racing”, vociferó el mejor jugador de todos los
tiempos a fines de 1994, a la vez que agregó: “Quiero ganarle a Boca, ahora más
que nunca”. ¿Cuál fue el motivo
por el que Diego Armando Maradona efectuó estas rabiosas declaraciones
recogidas por el Diario Clarín, que estremecieron el alma de los hinchas xeneizes que lo veneran
incondicionalmente? Es que, tras su primera –y fallida- experiencia como
entrenador, en Deportivo Mandiyú, Juan DeStéfano, entonces mandamás de la entidad de Avellaneda, le encomendó la dirección
técnica del primer equipo –como en el club de corrientes, en dupla con Carlos Fren-. De esa manera, se difrenció del vicepresidente de Boca, Carlos Heller, quien desestimó la posible postulación de Maradona a suceder al
saliente César Luis Menotti como DT de la institución de la Ribera, al
relativizar su capacidad para tal función. De ahí la furia del Pibe de Oro.
Con todo, no es que DeStéfano apreciara especialmente las aptitudes de Diego para el cargo; sino que con la nominación del ídolo pretendía asegurarse el triunfo en las elecciones presidenciales de junio de 1995…
Con todo, no es que DeStéfano apreciara especialmente las aptitudes de Diego para el cargo; sino que con la nominación del ídolo pretendía asegurarse el triunfo en las elecciones presidenciales de junio de 1995…
Por aquella época,
el astro purgaba su segunda
suspensión por dóping positivo, que
expiraba en octubre del ’95, tras lo que estaba decidido a corporizar su sueño
de ser jugador y técnico simultáneamente. Al ser consultado al respecto, no
titubeaba en sostener que estaba “mas cerca de Racing que de Boca” para
concretar su anhelo.
No obstante sus
estridentes proclamas, los hinchas de la Academia
jamás concibieron a Maradona como a un D10S.
Sus reservas respondían a que el
recién llegado acarreaba una niñez –y tardía
adolescencia- teñida de Rojo y un ¿pasado? cercano ligado al otro adversario más odiado: Boca.
Para
colmo, su ciclo en el club racinguista resultó olvidable: en 11 encuentros
oficiales, ganó solo dos –uno de ellos ante
el Xeneize- (3), empató 6 y
perdió 3. De todos modos, su
partida de Racing obedeció a que DeStéfano fue derrotado en los comicios por
Osvaldo Otero. Y como Diego había dicho que si se iba el pope mayor –o sea, quien lo había traído-, él lo iba a seguir…
Sólo de esa manera
quedó prácticamente sellado su primer retorno a Boca. Una vez zanjado su
resentimiento con la Comisión Directiva
–de hecho, 1995 también era un año electoral para el Xeneize, por lo que se beneficiaban
ambas partes-, y ni bien se libró de la suspensión, se convirtió en la estrella
ineludible del cuadro azul y oro, que llegaba invicto a la 17ma jornada del
Torneo Apertura.
Aquella tarde, ya
consumada la victoria en las elecciones del tándem
Macri-Pompilio frente al dueto Alegre-Heller –que hacía diez años gobernaba el
club- , el Boca de Maradona, líder absoluto e invicto, recibió a Racing, aún con
grandes chances de acceder a la punta.
En esa oportunidad,
pese a que asimismo convirtiera un gol de penal, no iría Diego a campeonar ante la Academia en la Bombonera,
como en el Metropolitano 1981 (1-1, en la fecha de cierre). Por el contrario,
sufrió -además de gruesos epítetos de la parcialidad visitante- una histórica derrota: fue ¡6 a 4! para los de Avellaneda, en un encuentro en
el que quien verdaderamente brilló fue el otro diez: Rubén Oscar Capria, autor de tres tantos. A éste se plegaron Claudio Piojo López (2) y Marcelo Chelo Delgado, para finiquitar una inolvidable
goleada. Para los de La Ribera, asimismo, anotaron el Colorado Carlos Javier Mac Allister, Sergio Manteca Martínez y Darío Oscar Scotto. El lacerante revés selló casi definitivamente las posibilidades de la escuadra auriazul de adjudicarse el certamen, que a la postre conquistaría Vélez.
Durante el tramo final de la inigualable trayectoria de Maradona, Racing volvió a ser partícipe necesario de dos sucesos que quedaron inmortalizados en los anales del fútbol vernáculo.
Durante el tramo final de la inigualable trayectoria de Maradona, Racing volvió a ser partícipe necesario de dos sucesos que quedaron inmortalizados en los anales del fútbol vernáculo.
El primero de ellos,
se produjo en el Clausura 1996, la revancha del apabullante 4-6. A falta de tres minutos para el desenlace del clásico, Boca
perdía por la mínima diferencia, pero con chances de establecer la igualdad
producto del penal que Maradona se aprestaba a ejecutar. La atajada de Ignacio Carlos González, portero
del elenco de Avellaneda, propició un récord negativo en el haber
del ídolo: fue el quinto remate consecutivo desde los doce pasos, en siete fechas, que dilapidó el Pibe de Oro. Consumado el traspié
de su equipo, a instancias del tanto rubricado por el Piojo López, Pelusa se retiró del
césped del Cilindro embargado por el llanto, mientras los fanáticos locales se mofaban no
sólo de su desgracia, sino también de los simpatizantes xeneizes por haberles arruinado dos campeonatos al hilo.
El otro
acontecimiento estelar que relaciona a Maradona con Racing en el ocaso de su
carrera, coincide con su último retorno a la práctica activa, en la que el conjunto azul y oro superó en condición de anfitrión a su similar de Avellaneda por 3 a 2, por la 16ta fecha del Torneo Clausura 1997. En la que fue su mejor performance previa asu retiro definitivo, Diego se
olvidó por completo de su otrora -y momentánea- simpatía por Racing y celebró los tres tantos boquenses como pocas veces.
Por otra parte, ¿quién hubiera imaginado 25 años atrás que Alfio Coco Basile iba a cruzar el puente? El bahiense, cuatro veces campeón como jugador de la Academia –torneo de Primera División de 1966, y de las Copas Libertadores e Intercontinental de 1967-, así como de la Supercopas Sudamericana e Interamericana (ambas en 1988), ya como entrenador, se constituyó en uno de los protagonistas excluyentes del antagonismo que signó el tradicional enfrentamiento desde el campo de juego afines de la década de 1980 (4)
olvidó por completo de su otrora -y momentánea- simpatía por Racing y celebró los tres tantos boquenses como pocas veces.
Por otra parte, ¿quién hubiera imaginado 25 años atrás que Alfio Coco Basile iba a cruzar el puente? El bahiense, cuatro veces campeón como jugador de la Academia –torneo de Primera División de 1966, y de las Copas Libertadores e Intercontinental de 1967-, así como de la Supercopas Sudamericana e Interamericana (ambas en 1988), ya como entrenador, se constituyó en uno de los protagonistas excluyentes del antagonismo que signó el tradicional enfrentamiento desde el campo de juego afines de la década de 1980 (4)
En 1987, por caso, dejó inesperadamente sin efecto un precontrato que lo ligaba a Boca por un monto superior al que percibía en la institución
de Avellaneda. Al mejorar con creces los dirigentes racinguistas su última
oferta, Basile resolvió permanecer en Mozart y Corbatta, plantando a Alegre,
Heller y, por supuesto, a la entidad de la Ribera.
Empero, ni bien iniciado su primer ciclo en la Selección Argentina, en 1991, la barrabrava de Boca, al mando de José Barrita, alias El Abuelo, usina generadora de aliento en los partidos del combinado albiceleste de aquella época, le ofrendó a Basile un trapo (5) con la leyenda “Suerte, Coco. La 12”. Las partes parecían, por fin, deponer rencores de antaño.
Empero, ni bien iniciado su primer ciclo en la Selección Argentina, en 1991, la barrabrava de Boca, al mando de José Barrita, alias El Abuelo, usina generadora de aliento en los partidos del combinado albiceleste de aquella época, le ofrendó a Basile un trapo (5) con la leyenda “Suerte, Coco. La 12”. Las partes parecían, por fin, deponer rencores de antaño.
De ahí que no extrañara la asunción en Boca del oriundo de Bahía Blanca en 2005, bajo cuya dirección el
equipo logró cinco títulos en cinco torneos en apenas un año de gestión (6), tras
lo cual se marchó a iniciar su segunda era en el representativo albiceleste.
Una vez decretada a fines de 2008 su desprolija salida de la Selección, no se produjo, como cabría pensar, su enésimo retorno a Racing. Basile ya se había mudado… “Boca es mi casa”, afirmó al rubricar en 2009 su segundo vínculo con el club azul y oro.
Una vez decretada a fines de 2008 su desprolija salida de la Selección, no se produjo, como cabría pensar, su enésimo retorno a Racing. Basile ya se había mudado… “Boca es mi casa”, afirmó al rubricar en 2009 su segundo vínculo con el club azul y oro.
Aun así, tras una
temporada de escaso vuelo futbolístico, el Coco
presentó su renuncia, en un
contexto en que una significativa cantidad de adictos a la Academia, a instancias de su explícita e inesperada identificación con los odiados xeneizes, se replanteaban su idolatría. Sólo lo salvó aquella fugaz cuan deslucida vuelta, en 2012, en la que inclusive se le perdonó su dimisión luego del
inapelable 1-4 ante Independiente, en el estadio Libertadores de América.
Más allá de alguna chambonada aislada, como el caso de Diego Fernando Latorre, quien tras cuyos fructíferos pasos -y una serie de declaraciones infortunadas- por Boca, optó por ganarse el eterno aborrecimiento de los fanáticos xeneizes, merced al gesto a lo Labruna de taparse la nariz que, por duplicado (7), les dedicara vistiendo justamente la casaca de Racing, hubo futbolistas que fueron -y son- aclamados por ambas parcialidades. Entre los más destacados, Mario Boyé, el Atómico, campeón tanto con la divisa auriazul como con la celeste y blanca, al igual que Juan José Pizzuti y Juan Carlos Rulli; Delfín Benítez Cáceres, el Machetero; el Chino Jorge José Benítez; el Vasco Julio Jorge Olarticoechea, pieza vital de la Selección Nacional que se consagrara a nivel mundial en México '86 mientras militaba en el conjunto auriazul, surgido en la Academia; Miguel Angel Brindisi, de sendos pasos como jugador y entrenador de los xeneizes y los de Avellaneda; Néstor Ariel Fabbri, la Tota, quien ejerciera la capitanía en ambos clubes y el ya mencionado Chelo Delgado.
contexto en que una significativa cantidad de adictos a la Academia, a instancias de su explícita e inesperada identificación con los odiados xeneizes, se replanteaban su idolatría. Sólo lo salvó aquella fugaz cuan deslucida vuelta, en 2012, en la que inclusive se le perdonó su dimisión luego del
inapelable 1-4 ante Independiente, en el estadio Libertadores de América.
Más allá de alguna chambonada aislada, como el caso de Diego Fernando Latorre, quien tras cuyos fructíferos pasos -y una serie de declaraciones infortunadas- por Boca, optó por ganarse el eterno aborrecimiento de los fanáticos xeneizes, merced al gesto a lo Labruna de taparse la nariz que, por duplicado (7), les dedicara vistiendo justamente la casaca de Racing, hubo futbolistas que fueron -y son- aclamados por ambas parcialidades. Entre los más destacados, Mario Boyé, el Atómico, campeón tanto con la divisa auriazul como con la celeste y blanca, al igual que Juan José Pizzuti y Juan Carlos Rulli; Delfín Benítez Cáceres, el Machetero; el Chino Jorge José Benítez; el Vasco Julio Jorge Olarticoechea, pieza vital de la Selección Nacional que se consagrara a nivel mundial en México '86 mientras militaba en el conjunto auriazul, surgido en la Academia; Miguel Angel Brindisi, de sendos pasos como jugador y entrenador de los xeneizes y los de Avellaneda; Néstor Ariel Fabbri, la Tota, quien ejerciera la capitanía en ambos clubes y el ya mencionado Chelo Delgado.
(1) Que se tenga conocimiento, el tango Patadura cuenta con dos versiones. Es en la segunda de ellas que Gardel, amén de nombrar a valores de la talla de Domingo Tarasconi y la Chancha Manuel Seoane, rinde tributo a su crack predilecto, Pedro Ochoa; de hecho, la canción finaliza con la frase "ser como Ochoíta, el crack de la afición". A propósito, Ochoa pasó por la Selección Argentina, con la que se coronó en el Campeonato Sudamericano de 1927 y obtuvo una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Amsterdam 1928.
(2) Luego de los fragorosos enfrentamientos ante los escoceses, en Glasgow, Avellaneda y Montevideo, en ese orden, Racing legó a nuestro país su primera Copa Intercontinental a nivel clubes.
(3) En el partido nocturno en que Racing venciera a Boca por 1 a 0, con el que rompiera la adversa racha de 20 años sin lograr derrotar al cuadro de La Ribera en la Bombonera, solo Carlos Fren dirigió al primer equipo, a instancias de la imprevista ausencia de Maradona.
(4) No fue que Alfio Basile promovió los incidentes que se produjeron en el suspendido clásico correspondiente última fecha de la primera rueda del Campeonato de Primera División 1988/1989, ni en el que quedaría inconcluso sólo un mes más tarde, en virtud de la disputa de la Copa de Oro de Córdoba. Sí, se constituyó en una de las voces más airadas en protestar un supuesto favoritismo para con Boca. Más aun, estuvo a punto de trompearse con su otrora amigo, el Pato Pastoriza -entonces DT xeneize- además de haber sido, junto al presidente DeStéfano, el responsable que los futbolistas del cuadro de Avellaneda se retirasen del campo de juego en el cuadrangular amistoso jugado en La Docta.
(5) Bandera, en el argot tribunero.
(2) Luego de los fragorosos enfrentamientos ante los escoceses, en Glasgow, Avellaneda y Montevideo, en ese orden, Racing legó a nuestro país su primera Copa Intercontinental a nivel clubes.
(3) En el partido nocturno en que Racing venciera a Boca por 1 a 0, con el que rompiera la adversa racha de 20 años sin lograr derrotar al cuadro de La Ribera en la Bombonera, solo Carlos Fren dirigió al primer equipo, a instancias de la imprevista ausencia de Maradona.
(4) No fue que Alfio Basile promovió los incidentes que se produjeron en el suspendido clásico correspondiente última fecha de la primera rueda del Campeonato de Primera División 1988/1989, ni en el que quedaría inconcluso sólo un mes más tarde, en virtud de la disputa de la Copa de Oro de Córdoba. Sí, se constituyó en una de las voces más airadas en protestar un supuesto favoritismo para con Boca. Más aun, estuvo a punto de trompearse con su otrora amigo, el Pato Pastoriza -entonces DT xeneize- además de haber sido, junto al presidente DeStéfano, el responsable que los futbolistas del cuadro de Avellaneda se retirasen del campo de juego en el cuadrangular amistoso jugado en La Docta.
(5) Bandera, en el argot tribunero.
(6) En su primer ciclo como director técnico de Boca, Basile logró la totalidad de títulos nacionales e internacionales de carácter oficial que afrontara, en poco más de un año, como un bicampeonato en el plano doméstico (Apertura 2005 y Clausura 2006), la Copa Sudamericana 2005 y dos Recopas Sudamericanas.
(7) La primera vez en que Latorre emuló al máximo ídolo de River fue luego del gol que convirtiera a su exclub, en ocasión de un triunfo de Racing sobre Boca (2-1), en un partido amistoso de los tradicionales torneos estivales de Mar del Plata. La segunda, en un clásico en que el conjunto xeneize vapuleara a la Academia por 4 a 0, por la octava jornada del Torneo Clausura 1999, en el que los de la Ribera acabarían por consagrarse bicampeones a nivel local.
(7) La primera vez en que Latorre emuló al máximo ídolo de River fue luego del gol que convirtiera a su exclub, en ocasión de un triunfo de Racing sobre Boca (2-1), en un partido amistoso de los tradicionales torneos estivales de Mar del Plata. La segunda, en un clásico en que el conjunto xeneize vapuleara a la Academia por 4 a 0, por la octava jornada del Torneo Clausura 1999, en el que los de la Ribera acabarían por consagrarse bicampeones a nivel local.
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