La disparidad en el poderío de dos de los contendientes que este sábado pugnarán por una plaza en las semifinales de la Copa América Centenario 2016, organizada por Estados Unidos, resulta evidente. Si bien es cierto que Argentina ya no es aquel prolífico equipo de antaño y que Venezuela, a partir de la gestión del Pato José Omar Pastoriza como director técnico (1), dejó de limitarse a ejercer el mero rol de partenaire, la supremacía de la Selección Nacional sobre su inminente adversario se revela, de todos modos, demoledora.
Una de las mayores manifestaciones de la abrumadora superioridad de los albicelestes se constituye en el historial general que éstos sostienen con los venezolanos, en el que, al cabo de 20 enfrentamientos, el equipo argentino se impuso en 19 ocasiones - con 74 goles a favor- contra sólo un triunfo del conjunto vinotinto (10 GF), que no precisamente ocurrió en virtud de la celebración de la Copa América. En ese sentido, nuestro seleccionado prevaleció a instancias de las goleadas -una de ellas, particularmente aplastante- que le propinó a su oponente en los cuatro encuentros que dirimieron.
Impiadoso, el combinado nacional se propuso vapulear a Venezuela inclusive en el desafío que inauguró la serie de cotejos entre ambas selecciones, correspondiente a la tercera jornada del entonces denominado Campeonato Sudamericano de Uruguay 1967, que contó con tres características salientes: 1) el debut absoluto del representativo vinotinto en la Copa América; 2)
fue la primera vez que se disputaron eliminatorias clasificatorias para el torneo (2); 3) la
deserción de Brasil que, recuperado de su inesperada derrota como anfitrión ante la Celeste, el inolvidable Maracanazo, ya se había adjudicado dos Copas del Mundo de manera consecutiva: Suecia 1958 y Chile 1962.
Apenas comenzado el partido, la escuadra argentina enhebró su primera situación de gol al encarar a los 3' el centrodelantero de Independiente, Luis Artime (padre), el área rival con su consabida potencia, antes de que una brillante maniobra tripartita entre David Acevedo, Raúl Bernao y Mario Alberto González derivara en un remate de Gonzalito, conjurado por el atinado cruce del venezolano Freddy Elie, quien rechazó al tiro de esquina.
El score no tardó demasiado en abrirse. Luego de una soberbia jugada individual a cargo del volante derecho de River, Juan Carlos Sarnari, que habilitó a los 18' la entrada de Artime,
el legendario artillero definió ante el inerme arquero Vito Fasano con un disparo rasante.
Una nueva incursión hasta el fondo de Bernao motivó, a los 31', el 2-0 parcial para el elenco albiceleste, al capitalizar el infalible atacante de Vélez, Juan Carlos Carone, el preciso centro enviado por el crack de los Rojos de Avellaneda, previo al corte de luz de 10' de duración que se produjo en el Estadio Centenario y su zona de influencia.
Subsanado el desperfecto en el alumbrado artificial, el equipo dirigido por Alejandro Galán, más conocido con el seudónimo de Jim Lópes, que adoptó al radicarse en Brasil, se abocó en el complemento a aumentar la ventaja desde los 3', a través de Silvio Marzolini, considerado el mejor lateral izquierdo de la historia de Boca, al culminar una sucesión de gambetas con un shot al ángulo superior derecho de Fassano.
Sobre los 20', Sarnari cedió el balón en dirección de Pichino Carone, quien lanzó un colocado centro al corazón del área de Venezuela, conectado mediante un certero cabezazo por Artime para establecer el inapelable 4-0 en favor del representativo celeste y blanco. Lo que siguió fue el descuento de la selección vinotinto, como consecuencia del desacople del fondo argentino que posibilitó que a los 29' Rafael Santana batiera al guardameta xeneize Antonio Tarzán Roma.
Como corolario de una auspiciosa jornada para el conjunto nacional, su quinta y última conquista, a la vez la tercera de la cosecha personal de Artime. Fue a los 43', después de una nueva asistencia en profundidad del riverplatense Sarnari, usufructuada por el centroforward de Independiente, quien a la postre se erigió como top scorer del torneo con 5 tantos, al vulnerar la valla venezolana con un disparo franco, a media altura.
En contrapartida con la deslucida performance de Venezuela en el Campeonato Sudamericano de 1967 -no obstante lo cual obtuvo su primer halago en la competencia al vencer a Bolivia por 3 a 0, lo que le valió ocupar un ¿digno? penúltimo lugar en la tabla de posiciones-, la auspiciosa campaña realizada por la Selección Argentina. Más allá de la goleada infligida al combinado vinotinto, el cuadro albiceleste superó a Paraguay (4-1), Bolivia (1-0) y Chile (2-0), con lo que arribaba a la instancia culminante como líder del certamen con ocho unidades, una más que el local, Uruguay, su escolta y rival en la jornada de cierre. Sin embargo, el clásico del Río de la Plata favoreció al cuadro charrúa , que logró una ajustada victoria a través de Pedro Rocha, escogido finalmente como el mejor jugador del torneo, y por ende, se consagró campeón (3).
Recién ocho años después se jugó la siguiente edición de lo que pasó a denominarse definitivamente Copa América que, a diferencia de los campeonatos predecesores, no dispuso de una sede fija, aunque por primera vez participaron la totalidad de los miembros originales de la CONMEBOL. Así las cosas, las selecciones intervinientes fueron repartidas en tres grupos de tres equipos, cuyos respectivos vencedores, luego de enfrentar a sus contrincantes en partidos de ida y vuelta -tanto de local como de visitante-, integrarían un cuadrangular a modo de semifinales al que se plegaría Uruguay, clasificado automáticamente a la segunda ronda por su condición de vigente ganador de la competición.
El sorteo de rigor depositó a Argentina en el Grupo C, que compartió con Brasil y Venezuela. Si bien la producción del conjunto nacional resultó oscilante, exhibió en el pico de su rendimiento un predominio abismal frente a la Vinotinto, a la que le convirtió ¡¡¡16 goles!!! en dos partidos.
Tras el holgado traspié que sufrió en el Estadio Olímpico de Caracas ante el representativo
verde amarelo en la jornada de apertura (0-4), la alineación venezolana recibió a su similar albiceleste en el mismo escenario, con la esperanza de ofrendarle a su público una actuación -cuanto menos- decorosa ante un rival incontrastablemente superior.
No fue que el elenco celeste y blanco se hubiera ensañado particularmente con un equipo al que durante años le cabría el mote de Cenicienta -lo que sucedería en la "revancha", así entre comillas-, mas le bastó apenas 10' para establecer un justificado triunfo transitorio al desbordar hasta el fondo el wing derecho de Rosario Central, Ramón César Bóveda, con objeto de habilitar a Leopoldo Jacinto Luque, centrodelantero de River quien, luego de desairar a Orlando Torres, definió de caño ante el achique del arquero Vicente Vega.
Enseguida nomás, sobrevino la sorpresiva reacción del anfitrión. Acto seguido de haber estrellado un cabezazo en el poste, la arremetida de Ramón Iriarte le otorgó al anfitrión la injusta igualdad, que habría redundado en la segunda anotación de los venezolanos si el mismo atacante hubiera acertado minutos después su intento de emboquillada ante un superado Hugo Orlando Gatti, portero de Unión, a quien salvó el travesaño.
A partir de allí, la progresiva mejoría de Argentina a la par que el repliegue de Venezuela motivó a los 29' la auténtica obra de arte con que se despachó Mario Alberto Kempes, inestimable valor de la Academia rosarina. El Matador eludió no una, sino dos veces a Vega para empujar el esférico al desguarnecido arco local, que mereció el cerrado aplauso -de pie- de los 8000 espectadores presentes.
Tan solo 6' después, el intuitivo Luque asedió a la dubitativa defensa venezolana de manera tal, que le robó el balón a E. Torres y, luego de eliminar a Vega, decretó el 3-1 parcial con el que la visita se marchó al intervalo.
Durante la segunda etapa, el combinado venezolano, apremiado, no fue sino un compendio de errores que invitaba al conjunto de César Luis Menotti a emular el amplio triunfo que obtuviera en el Campeonato Sudamericano de 1967.
Aun sin planteárselo como objetivo, producto de la merma en la peligrosidad de sus avances, la Selección Nacional consiguió su cuarta conquista a los 23' al procurar Bóveda la posición del Pulpo Luque, quien definió de primera para la algarabía del puñado de hinchas argentinos ubicados en las tribunas, que parecían muchos más al producirse simultáneamente la retirada de la mayoría de la afición vinotinto.
Producto del enésimo titubeo de la retaguardia de los locales, sobrevino a los 40' el gol de Osvaldo César Ardiles, exquisito volante derecho de Huracán, que no solo selló el pleito sino que asimismo equivale a la máxima goleada de visitante que registra el historial entre Argentina y Venezuela.
"Flaco, no te vayas..", entonaban a modo de ruego los fanáticos albicelestes que se habían llegado hasta el Gigante de Arroyito de Rosario Central, club del que el entrenador del equipo celeste y blanco es confeso simpatizante. Es que Menotti, rosarigasino él, del barrio de Fisherton, había presentado la renuncia a su cargo en la víspera del desquite ante los venezolanos, al suscitarse una seguidilla de conflictos entre los que destacaba la rotunda negativa de Boca y River de ceder a los jugadores que el DT había nominado para lucir la camiseta del seleccionado (4), lo que César Luis consideraba una afrenta pues al asumir en sus funciones había exigido como requisito insalvable que se le otorgara prioridad indiscutida al equipo nacional.
Puesto que la cúpula directiva de AFA resolvió implementar medidas proclives a satisfacer la petición de Menotti, este dejó sin efecto su controvertida dimisión. Solo así se brindó a comandar el lluvioso domingo 10 de agosto de 1975 a un once titular compuesto eminentemente por futbolistas santafesinos, quienes se aprestaban entonces a obsequiarle al técnico que tanto respaldaban una de las mayores alegrías que ostenta su fecunda carrera.
Ya en el arranque del encuentro, Argentina sentó las bases de su rotunda supremacía en la acertada labor de su mediocampo, fundamentalmente en el incansable trajinar del Pitón Ardiles y en el quite del volante tapón de Newell's, el Tolo Américo Rubén Gallego, abastecedor de Mario Nicasio Zanabria, compañero suyo este último en la entidad rojinegra, y del Matador Kempes.
Fue justamente el natural de Bell Ville (Córdoba) quien a los 8' sirvió un tiro libre cruzado cuya envenenada trayectoria provocó la zozobra de Andrés Arizaleta, arquero de Venezuela, y la consiguiente conquista de Daniel Pedro Killer con el arco vacío. Procedió al tanto del zaguero centralista el que marcó Gallego a los 14', a instancias de un córner efectuado por Bóveda que, luego de una serie de rebotes, recayó en la posición -y posterior resolución- del aguerrido centrocampista de la institución de Parque Independencia.
Cuando se jugaban 38' de la mitad inicial, Kempes escapó por la izquierda y ensayó un centro pasado en búsqueda de Bóveda, quien cedió a Ardiles para que Ossie definiera con un toque sutil: 3-0.
Antes de que el árbitro peruano Pedro Reyes ordenara el desenlace del primer período, un embate de Kempes que primó por sobre la resistencia opuesta por tres defensores venezolanos generó que la pelota quedara bollando próxima al punto del penal, lo que aprovechó D. Killer para sumar a los 41' el cuarto gol de su equipo.
Con la finalidad de rubricar la mayor cantidad de anotaciones posibles, lo que le permitiría aventajar a Brasil -"el" rival- en caso de una hipotética igualdad en el liderazgo del Grupo C, Argentina se tornó inmisericorde con su adversario en el desarrollo del complemento. Especialmente, con los incontenibles desbordes por el flanco derecho del centralista Bóveda, cuyos lacerantes centros atrás, a contrapierna de la más que vulnerable defensa de Venezuela, resultaron indispensables para las anotaciones de Kempes y Zanabria a los 8' y 13', respectivamente. En esa misma dirección se produjo 4' más tarde el 7-0 en virtud de la espectacular media chilena ejecutada por D.Killer, quien así se aseguró el tercer tanto de su autoría.
Marito Zanabria, de notable tarea en el segundo período, decretó a los 19' la octava conquista , de zurda, obviamente; idéntica resolución a la que apeló a los 38' el Matador de Bell Ville para franquear el marco visitante por décima vez,
previo zapallazo de Bóveda a los 35'-,
con lo que el punzante wing derecho redondeó una tarea estupenda.
¿Había más? ¡Por supuesto! Imposible que tremendo pesto -baile, según la jerga tribunera- no incluyera aunque más no fuera un golcito de Leopoldo Jacinto Luque, que sentenció a los 41' el abultadísimo score final: Argentina ¡¡¡11!!! - Venezuela 0.
Eso sí, por increíble que parezca, no fue aquella la goleada más apabullante que registra la Copa América en cien años de existencia. El récord, si bien perteneciente a la Selección Nacional, se remonta a la tercera fecha del Campeonato Sudamericano disputado en Uruguay en 1942, en el que el cuadro albiceleste aplastó a Ecuador por 12-0 (no, no se trata de un equívoco: DOCE A CERO), no obstante lo cual se adjudicó a la postre la segunda colocación, detrás del combinado local (5).
Mientras que la prensa de Venezuela exteriorizaba su enojo producto del catastrófico revés, sobre todo el periódico El Nacional que, además de calificar de "payasada" a la actuación del seleccionado vinotinto, llegó inclusive a proponer que se citara a juicio público a los dirigentes de la Federación Venezolana de Fútbol, a quienes sindicaban como los responsables de "tanta humillación", el conjunto argentino se jugaba el acceso a las semifinales ante Brasil, que ya lo había derrotado por 2-1 en el partido de ida, en el Mineirao de Belo Horizonte.
Confiados en que su equipo contaba con aptitud -y actitud- para doblegar a los brasileños, los adherentes argentinos abarrotaron la capacidad de la cancha de Rosario Central, de 50.000 concurrentes...para contemplar la eliminación de los dirigidos por Menotti. En efecto, el Scratch se impuso como visitante por 1 a 0 con gol de Danival de Oliveira, a los 45' de la primera etapa. Con todo, la escuadra verde amarela sucumbió ante Perú en el cuadrangular de la segunda fase al caer por 3-1 y 2-0, como local y visitante, respectivamente, tras lo que el conjunto incaico conquistó el certamen al batir a Colombia al cabo de tres partidos finales. El último de ellos, en terreno neutral (1-0, en el Estadio Olímpico de Caracas).
Desde entonces, transcurrieron 16 años hasta que Argentina y Venezuela volvieron a enfrentarse por cuarta y última vez -al menos hasta el día de hoy- en lo que a Copa América concierne.
Pese a que se había coronado mundialmente como local en 1978 y en México 1986, así como obtenido el subcampeonato en Italia 1990, Argentina acarreaba en la vigilia del torneo sudamericano de Chile 1991 una nefasta sequía de 32 años sin lograr el título más importante de la región a nivel selecciones, la más prolongada de su historia.
Al igual que sucediera con la edición antecesora, Brasil 1989, en la que se consagró el cuadro anfitrión, el torneo a disputarse en el país trasandino fue organizado de la siguiente manera: se dividió a los diez protagonistas en dos grupos de cinco equipos, en los que la totalidad de los participantes jugaría cuatro partidos cada uno. Seguidamente, los dos mejores posicionados de cada zona pasarían a conformar un cuadrangular final bajo el formato todos contra todos, que clasificaría automáticamente como campeón al seleccionado que realizara la mejor campaña.
Junto con Venezuela, Argentina fue llamada a integrar el Grupo A, en el que asimismo intervendrían Perú, Paraguay y el local, Chile, el único oponente que a priori podía pelearle la punta al combinado dirigido por Alfio Basile, en la primera gestión del Coco como entrenador del conjunto albiceleste (6).
Después de haber quedado libre en la jornada inaugural, el representativo nacional se estrenó en la competencia enfrentándose en el Estadio Nacional de Santiago a su par venezolano, que venía de perder en el mismo escenario contra los chilenos (0-2).
Nobleza obliga, en esta oportunidad la desproporción entre uno y otro equipo no se supuso tan evidente como en los cotejos anteriores, aunque ya en el primer período el cuadro argentino controló el trámite merced al tiro libre ejecutado a los 28' por el todocampista del Pisa, Diego Pablo Simeone, cruzado de derecha a izquierda, que Darío Javier Franco, volante de Newell's, bajó para la entrada de Gabriel Omar Batistuta. El goleador de Boca señaló el 1-0 transitorio.
Restaban 2' por jugarse cuando Fabián Armando Basualdo, lateral derecho de River, se proyectó por su andarivel para lanzar un envío aéreo en procura del cabezazo del delantero del Atalanta, Claudio Paul Caniggia, quien sin marca quebró la resistencia de Franco Fasciana, portero de Venezuela.
Vuelto de los vestuarios, el elenco celeste y blanco pareció, no bien comenzada la segunda parte, volcarse netamente al ataque. De ahí la maniobra iniciada por el volante del club de La Ribera, Diego Fernando Latorre, quien habilitó por la derecha al Cholo Simeone, cuya tentativa, dentro del área grande, contrarrestó con mano Roberto Cavallo. El penal, convertido a los 5' por Batistuta, puso cifras definitivas a un encuentro al que le sobró, como mínimo, la mitad del complemento pues Argentina decidió preservarse en pos del trascendental choque ante el país organizador, Chile, al que venció por la mínima diferencia producto de la categórica definición del Batigol, sobre los 36' de la etapa complementaria.
Acto seguido, la escuadra nacional se impuso, consecutivamente, a Paraguay (4-1) y Perú (3-2), con lo que se acreditó su zona antes de romper de una buena vez el prolongado maleficio y lograr el trofeo en carácter de invicto, tras empatar 0 a 0 con el conjunto trasandino y superar a Brasil por 3 a 2 y a Colombia por 2 a 1. En la cuarta ocasión en que Argentina se adjudicó la Copa América en territorio chileno (7), Gabriel Batistuta resultó, con seis conquistas, el máximo artillero del torneo (8), al tiempo que se distinguió a Leonardo Adrián Rodríguez como el mejor futbolista.
Más allá de la neta paternidad ejercida por Argentina sobre Venezuela en los enfrentamientos que mantuvieron por el tradicional campeonato sudamericano, ¿cuándo se produjo la única victoria de la selección vinotinto en el historial general? Pasaron exactamente 34 años desde aquel inaugural 1-5 de 1967, lapso en el que ni siquiera había podido lograr un mísero empate, hasta que el equipo venezolano consiguió por fin doblegar al conjunto albiceleste. El milagro ocurrió un martes 11 de octubre de 2011, aun pese a que el reputado rival contara con sus más encumbrados valores, como Lionel Andrés Messi, Javier Alejandro Mascherano o Angel Fabián di María. Fue 1-0 para los locales con gol de Fernando Amorebieta a los 17' del complemento, por la segunda fecha de la ronda inicial correspondiente a las eliminatorias para acceder al Mundial de Brasil 2014.
Por lo demás, el historial, salvo excepciones, se completa con más goleadas del equipo argentino. No sólo en partidos oficiales, como lo prueban los respectivos triunfos por 5 a 2 -de visitante- y 5 a 0, en el Monumental, por las eliminatorias válidas para las Copas del Mundo de Francia 1998 y Corea-Japón 2002, sino también en el amistoso en que el representativo celeste y blanco demolió por 6 a 0 a los venezolanos, jugado el 21 de diciembre de 1995 en el Estadio Malvinas Argentinas, Mendoza.
Incluso el último enfrentamiento que libraron los desiguales contendientes favoreció cómodamente a la Selección Argentina. Claro que en el choque de hoy, por los cuartos de final de la Copa América Centenario, cuyo ganador se medirá en la próxima instancia con Estados Unidos, país organizador de la competencia, la tendencia puede adoptar un viraje radical ¿Se producirá el batacazo de la Vinotinto o, por el contrario, la historia triunfal, de matiz albiceleste, se empeñará en repetirse?
La jornada esta aquí
Argentina (5): A. Roma; S. Ovejero (ST: A. Viberti) y S. Marzolini; D. Acevedo (A. Rosi), R. Albrecht (C) y O. Calles; R.Bernao, A. González, L. Artime, J. C. Sarnari y J. C. Carone. DT: J. Lopes.
Venezuela (1): V. Fasano (ST: O. Colmenares); D. Motta y L. Zarzalejo (C); A. Ravelo, F. Elie y O. González; A. Tortolero, J. Naranjo, H. Scovino, L. Mendoza y R. Santana. DT: R. Franco.
Partido correspondiente a la tercera jornada del Campeonato Sudamericano de Uruguay 1967, jugado miércoles 25 de enero del mismo año.
Cancha: Estadio Centenario (Montevideo).
Público: 2.500.
Árbitro: Mario Gasc (Chile).
Goles: PT: 15', Artime (A); 21', Carone (A). ST: 8', Marzolini (A); 20' Y 43', Artime (A); 14', Santana (V).
Incidencias: PT: el encuentro fue interrumpido por espacio de 10 minutos producto de un corte de luz que afectó al alumbrado artificial del estadio, así como a su periferia. Solucionado el desperfecto, el cotejo se reanudó sin inconveniente alguno.
Venezuela (1): V. Vega (ST: A.Arizaleta); O. Torres, N. Vázquez, L. Marquina y E. Torres; D. Useche, L. Mendoza y R. Páez; A. González, R. Uriarte y V. Flores (ST: I. García). DT: J. J. Hernández.
Argentina (5): H. Gatti; A. Rebottaro, J. L. Pavoni. D. Killer y Pavón; A. Gallego, J. Asad y M. Zanabria (ST: O.Ardiles) ; R. Bóveda, L. Luque y M. Kempes (ST: J. Valencia). DT: C. L. Menotti.
Partido de ida correspondiente a la segunda fecha del Grupo A de la Copa América 1975, jugado el domingo 3 de agosto del mismo año.
Cancha: Estadio Olímpico de Caracas, Venezuela.
Público: 8.000.
Árbitro: Rafael Hormazábal (Chile).
Goles: PT: 12' y 34', Luque (A); 14', Iriarte (V); 30', Kempes (A). ST: 21', Luque (A); 41', Ardiles (A).
Incidencias: no hubo.
Argentina (11): H. Gatti; A. Rebbotaro, D. Killer, J. L. Pavoni, D. Killer y M. Killer; O.Ardiles, A. Gallego y M. Zanabria; R. Bóveda, L. J. Luque y M. Kempes. DT: C. L. Menotti.
Venezuela (0): A. Arizaleta; O. Ochoa, D. Useche, L. Marquina y O. Torres; R. González, L. Mendoza y R. Páez; M. Rivas, R. Iriarte e I. García. DT: J. J. Hernández.
Partido revancha, correspondiente a la cuarta jornada del Grupo A de la Copa América 1975, jugado el domingo 10 de agosto del mismo año.
Cancha: Rosario Central.
Público: 50.000.
Árbitro: Pedro Reyes (Perú).
Goles: PT: 8' Y 41', D. Killer (A), 14', Gallego (A), 34', Ardiles (A). ST: 8' Y 38', Kempes (A); 13' Y 19', Zanabria (A); 16' D. Killer (A); 35', Bóveda (A); 41', Luque (A).
Incidencias: no hubo.
Argentina (3): S. Goycochea; F. Basualdo, S. Vázquez, O. Ruggeri y N. Craviotto; D. Franco, L. Astrada(ST: L. Rodríguez) y D. Simeone; D. Latorre, G. Batistuta y C. Caniggia (ST: C. García) DT: A. Basile.
Venezuela (0): F. Fasciana; W. Pacheco, C. Marcano, J. L. Jiménez y M. Echenausi; R. Cavallo, L. Jaimes, I. Fernández (ST: P. Gallardo) y S. Rivas; O. Yantis y C. Maldonado (ST: C. Castro). DT: V. Pignarelli.
Partido correspondiente a la segunda fecha del Grupo C de la Copa América 1991, jugado el lunes 8 de julio del mismo año.
Cancha: Estadio Nacional de Santiago de Chile.
Referee: Milton Villavicencio (Ecuador).
Público: 50.000.
Goles: PT: 28', Batistuta (A); 43', Caniggia (A). ST: 5', Batistuta, de penal, (A).
Incidencias: no hubo.
1) Durante su ciclo (1998-2000), Pastoriza dirigió al equipo venezolano que participó en la Copa América de Paraguay 1999, obtenida por Brasil, en la que la Vinotinto quedó eliminada en la fase de grupos luego de haber sido derrotada en sus tres participaciones (incluido, un rotundo 0-7 vs el equipo campeón del certamen). No obstante ello, al Pato se lo reconoce unánimemente en Venezuela por ser quien desterró el complejo de inferioridad que siempre había sentido el equipo nacional para con sus rivales, fuesen estos potencias o no. La influencia del natural de Rosario no se circunscribió exclusivamente a lo que sucedía dentro del rectángulo de juego: a los audaces y ofensivos planteos tácticos por los que siempre abogó, con los que sus dirigidos dejaron de conformarse con derrotas dignas, le sumó la conformación de un plantel sólido, unido.. Sí,al calor de los asados que tanto le criticaron sus detractores cuando se desempeñaba como entrenador en nuestro país, quienes asimismo lo acusaban de ser un técnico "vago". A propósito, en una entrevista que le realizaran en el primer año de su gestión en Venezuela, Pastoriza aseveró con vehemencia: "En la p.. vida trabajé tanto como acá".
2) Paraguay accedió al torneo, después de empatar como visitante ante Ecuador (2-2), en el partido de ida, y de vencerlo por 3 a 0 en el desquite. Respecto de Perú, si bien había logrado la clasificación al adjudicarse la serie ante Colombia, al imponerse por 5-2 en condición de local e igualar sin tantos en la revancha, finalmente desistió de participar en la competencia
3) Uruguay se consagró campeón en la totalidad de los torneos en los que ofició de anfitrión (1927, 1923, 1924, 1942, 1967 y 1995).
4) Los jugadores involucrados en el conflicto eran los siguientes: Marcelo Trobbiani, Carlos María García Cambón y Enzo Ferrero, de Boca; Ubaldo Matildo Fillol y Juan José López. De todos ellos, el único que sería convocado a la Copa del Mundo de 1978 sería el Pato Fillol, arquero titular y figura indiscutida del equipo albiceleste que se acreditaría el título.
5) La histórica goleada se produjo en virtud del desarrollo de la tercera jornada de la competencia, en el Estadio Centenario de Montevideo. Allí, José Manuel Moreno, el Charro, y Herminio Masantonio convirtieron 9 de los 12 goles, mientras que los restantes fueron anotados por Adolfo Pedernera, Enrique Chueco García y Angel Perruca.
6) Durante su primera etapa como entrenador de la Selección Argentina (1991-1994), Basile logró el bicampeonato sudamericano al adjudicarse consecutivamente su equipo las ediciones de Chile 1991 y Ecuador 1993, que es hasta el momento la última vez en que el representativo nacional logró el certamen. En su segunda gestión, la escuadra celeste y blanca realizó una auspiciosa campaña en Venezuela 2007, la primera vez que ese país se albergó la Copa América. Sin embargo, el campeón resultó Brasil, que superó en la final al cuadro argentino por 3 a 0.
7) La Selección Nacional conquistó el título en Chile en cuatro oportunidades (1941, 1945, 1955 y 1991)...y todas ellas de manera invicta.
8) Los máximos goleadores de la historia de la Copa América son Norberto Tucho Méndez y el brasileño Tomás Soares da Silva, Zizinho, con 17 tantos cada uno.
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